Con la soja y el maíz en niveles de u$s 600 y u$s 300 la tonelada respectivamente en el mercado de Chicago, la Argentina también se favorecerá en la próxima campaña por el buen rendimiento del trigo por sembrar, que generará un ingreso de divisas récord de casi u$s 3200 millones.
Para la campaña 2021-2022 se proyecta un 30% más de lo obtenido por la actual, y el mayor valor exportado en los registros, según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario.
«La incertidumbre y volatilidad global no escapan a los mercados de commodities agrícolas mundial. En el plano nacional, el avance de cosecha se va viendo en el ingreso de camiones, aunque todavía falta mucho», indicaron en un informe los economistas Guido D´Angelo, Emilce Terré y Tomás Rodríguez Zurro.
En el reporte explicaron que «muchos de los commodities agrícolas y no agrícolas, como los metales, superaron o están cerca de hacerlo sus precios más altos en la historia. En el caso de la soja, volvió a cotizar por encima de u$s 600 la tonelada en el Mercado de Chicago por primera vez desde el 2012″.
También plantearon que, si bien la suba de commodities parece no tener límites, hay «riesgos latentes que podrían ponerle fin a este rally alcista». En este sentido, uno de los principales limitantes viene del lado de la producción.
Límites de la producción
Hay expectativa de importantes alzas productivas en los Estados Unidos tanto para el maíz como para la soja. Las cosechas para la campaña estadounidense 2021-2022 se proyectan con alzas para estos dos cultivos, subiendo la producción de soja 6,5% y la de maíz 5,7%.
A pesar de los bajos stocks que tiene la potencia norteamericana, la mejora en las cosechas de maíz supera este bajo almacenamiento y se espera en esta nueva campaña una oferta mayor a la del año anterior. Con ello, al final del nuevo ciclo, el nivel de inventarios debería subir más del 20%, a 38,3 millones de toneladas.
De parte de la soja, se espera una leve baja de la oferta total, pero no se descarta que una mejora en los rindes pueda terminar de torcer la histórica caída de los stocks, que pasaron de 14,3 millones de toneladas (Mt) en la campaña 2019- 2020 a una proyección de apenas 3,3 millones cuando termine el actual ciclo 2020-2021.
Los datos se desprenden de un nuevo informe de Oferta y Demanda Mundial de Productos Agrícolas (WASDE), elaborado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), con las primeras previsiones de lo que puede deparar la campaña gruesa americana 2021-2022, ya en plena siembra.
Por otra parte, también juega en contra que el índice de precios al consumidor estadounidense mostró subas superiores a las esperadas, con un alza interanual del 4,6% en abril, el nivel más alto en casi 12 años.
«Esto pone en evidencia algún grado de desencadenamiento de presiones inflacionarias. Un alza de precios en los Estados Unidos debilita la competitividad del dólar y desvaloriza las ganancias reales que puedan gestarse en los mercados norteamericanos, incluyendo las del mercado de Chicago», plantearon los economistas.
Y explicaron que si la economía estadounidense retoma un sendero de crecimiento económico sostenido, acompañada de la aceleración del índice de precios, la política monetaria laxa y de tasas bajas de la Reserva Federal (FED) se vería limitada.
El caso del trigo 2021-2022
De acuerdo a las primeras estimaciones de producción, el saldo exportable de trigo para la 2021-2022 próximo a sembrarse podría alcanzar un máximo histórico en términos de valor, y Argentina aumentaría su participación en el mercado global.
Para la nueva campaña de trigo 2021-2022, la intención de siembra se ubica un 3% por encima del ciclo previo, sumando 200 mil hectáreas hasta 6,7 millones de hectáreas, levemente por detrás del récord de 6,8 millones en la 2019-2020, pero el segundo mayor valor en la historia.
A pesar de que el crecimiento del área no es considerable, de darse condiciones climáticas favorables durante el desarrollo del cultivo y considerando el nivel de tecnología que se aplicaría este año, la cosecha podría superar los 20 millones de toneladas.
De hecho, tomando un rendimiento de 3.100 kilos por hectárea, un promedio de las últimas cinco campañas, la producción alcanzaría los 20,2 millones de toneladas, lo cual significaría un máximo histórico de producción.
Entre 5,7 y 6,2 millones de toneladas que se destinan a molienda se le suman unas 50 a 100 mil toneladas que se utilizan para la producción de balanceados, en tanto que el trigo utilizado para semilla, y otros consumos se mantiene entre 800 y 900 mil toneladas. De mantenerse esta tendencia, se podría suponer un consumo interno del cereal de invierno de unas 7,2 millones de toneladas.