Entre la noche del domingo y la madrugada del lunes llegaron las lluvias pronosticadas para gran parte del territorio que, salvo algunas excepciones, se encuentran con un nivel de reservas hídricas muy comprometidas. No obstante las precipitaciones como ya es frecuente ocurrieron de manera muy irregular con grandes diferencias en los registros según las zonas y hasta dentro de las mismas.
En promedio las precipitaciones registradas rondaron los 20mm pero con grandes diferencias en zonas geográficas reducidas con variaciones de 0 a 50mm. Casos muy puntuales recibieron valores superiores a esta medida.
La situación de las reservas hídricas para las praderas y campo natural antes de éstas últimas lluvias se muestran en el siguiente mapa confeccionado por la Oficina de Riesgo Agropecuario del ministerio de Agroindustria.
Como se puede observar la situación para la zona central del país con excepción del este de la provincia de Buenas Aires y algunas zonas de la provincia de Córdoba resultaban muy complejas. Las provincias del Norte y Noreste presentan una mejor condición en sus reservas. Claramente la lluvia ocurrida en estos días presta un alivio, pero no es suficiente para revertir el cuadro de fondo.
En el siguiente mapa confeccionado por el Sistema de información Clima y Agua del INTA se observa la anomalía de precipitación para el mes de Enero de 2018. Las mismas fueron inferiores al promedio en una amplia zona de importancia para la producción ganadera. El este de la provincia de Buenos Aires y el sur de Córdoba se mantuvieron dentro del promedio histórico.
Una situación similar se viene registrando desde el mes de noviembre en adelante. Esta condición condicionó fuertemente el desarrollo normal de las praderas y los recursos forrajeros disponibles ya sean implantados o naturales.
El déficit hídrico y su efecto sobre los recursos forrajeros se dieron en un momento crítico para la ganadería ya que muchos de los sistemas de cría atravesaron el período del servicio en estas condiciones. No obstante durante la primer parte de la temporada de servicios, la oferta forrajera fue adecuada luego de un invierno y primavera de abundantes lluvias que dejaron las napas con amplias reservas. Esta situación podría indicar preñeces buenas en lo que respecta a la cabeza y cuerpo de parición, pero resultados pobres para las vacas que hayan parido sobre el final de la temporada.
A esta situación se debe agregar el efecto del calor sobre una parte de la temporada de servicios. El servicio de alertas por estrés calórico del INTA publicó varias alertas desde el mes de diciembre al igual que las recomendaciones para reducir las pérdidas ocasionadas por estos eventos.
La combinación de la reducción de la oferta forrajera por sequía y las sucesivas olas de calor registradas desde fin de Diciembre en adelante, hacen pensar en malos resultados de preñez durante el último tercio del servicio.
Hacia adelante la problemática ahora radica en la decisión sobre el manejo forrajero de las próximas semanas. Las condiciones climáticas y particularmente las lluvias de este período que viene definirán las estrategias a seguir. En muchos lugares todavía no están dadas las condiciones para la implantación de pasturas y verdeos de invierno por la falta de reserva de humedad en los suelos, y las promociones podrían verse atrasadas si este panorama persiste.
Los pronósticos para los próximos días no son alentadores para las zonas más necesitadas de lluvias, y los especialistas vislumbran un cambio del patrón climático luego de la segunda semana del mes de marzo. Hasta entonces al parecer seguiremos mirando el cielo a la espera de algún alivio circunstancial.