Esta combinación de problemas compromete la masa crítica de materia prima, la capacidad de elaboración a escala razonable de sus tradicionales productos.
A comienzos del 2022, Calcar logró la aprobación de un crédito del Banco de la República que le permitió diferir la crisis. Sin embargo, en el curso de este ejercicio los factores que condicionan fuertemente a la empresa no alcanzaron a modificarse.
Calcar tiene dos unidades industriales en Colonia. En la de Carmelo se produce para la exportación. En tanto, la planta de Tarariras se orienta al mercado interno.
La empresa cuenta con unos 170 obreros y empleados. Como medida de urgencia las autoridades de la cooperativa consideran la posibilidad de cerrar la unidad industrial de Carmelo.
De concretarse, significaría la pérdida de puestos de trabajo, lo cual ha puesto en alerta tanto al sindicato de Calcar como a la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL).
Calcar es una de las empresas contempladas en la instrumentación del Fondo de Reconversión de las Industrias Lácteas, aprobado esta semana por el parlamento, y que no cuenta con el beneplácito a nivel sindical, ya que la FTIL se ha expresado públicamente en contra del mismo.
Fuente: revista TodoTambo – Uruguay