Los productores todavía tienen soja sin vender de la campaña agrícola pasada por entre 10 y 12 millones de toneladas. En plata, a valores de exportación representan un ingreso potencial para el país de entre US$4500 millones y US$5000 millones. Esto sin contar la nueva cosecha.
Más allá de la suba del dólar , los especialistas no esperan que necesariamente los productores aceleren la liquidación del grano. ¿Los motivos? Hay expectativas de precios internacionales sostenidos hasta el tercer trimestre de este año y, además, influye el recorte de la producción de la cosecha actual por la sequía, que bajará de 57,5 millones de toneladas del ciclo pasado a 37/38 millones de toneladas.
Desde el Ieral, el economista Juan Manuel Garzón señaló a LA NACION que los productores que tengan la posibilidad de demorar la venta de soja (aun con lo que tienen sin comercializar de la cosecha pasada), porque no tienen deudas urgentes o pueden repagar obligaciones con otros financiamientos, «intentarán esperar lo más que puedan» la venta, porque las proyecciones apuntan a buenos precios internacionales, al menos hasta septiembre u octubre, cuando se defina la campaña de Estados Unidos.
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Garzón remarcó, precisamente, que para la soja hay un escenario de escasez con buenos precios hasta el último trimestre del año, cuando Estados Unidos avance con su cosecha.
En cambio, para el maíz la sequía disminuyó menos el volumen (la cosecha caerá de 38 a 32 millones de toneladas) y lo producido permitirá abastecer al mercado interno y también exportar. «En ese caso, la expectativa de precios internacionales fue menos sostenida y presenta más riesgo retener los granos», indicó.
«En la soja, además de los precios internacionales y de la suba local y mundial del dólar [todas las monedas emergentes se debilitaron], se agrega el incentivo [para retener] de la baja de medio punto de retenciones por mes», agregó.
En este contexto, la analista de mercados Sol Arcidiácono explicó que el dato más importante de este año es la reducción de la cosecha que hizo que se perdiera la estacionalidad de la entrada de soja. «La que hay disponible irá a la molienda, segmento que compra todo lo que hay en el mercado e importa para producir», indicó.
Por su parte, David Miazzo, economista de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), señaló que la combinación de precios y dólar más alto podría incentivar la liquidación por parte de los productores, en especial de aquellos que por el efecto de la sequía tengan resentido su capital de trabajo.
Aunque las estimaciones del Ministerio de Agroindustria apuntan que se exportarán unos 4 millones de toneladas de soja en grano de la nueva cosecha, en tanto que 45,3 millones irán a industrialización, los expertos consultados consideran que será menos y que, en cambio, subirán las importaciones. De hecho, ya se compraron 490.000 toneladas a Estados Unidos.
Miazzo sostuvo que las exportaciones se verán resentidas por la sequía, pero como a la vez hay mejores precios (a mayo en Rosario la soja cotiza 30% más interanual) «se amortiguará la pérdida de volumen aunque no en su totalidad».
En esa línea, opinó que los saltos del dólar podrían empujar a los exportadores a ingresar divisas. «El Banco Central fue estirando los plazos para liquidarlas porque sobraban los dólares, ahora puede haber entradas», afirmó.
En tanto, Arcidiácono analizó: «Las exportaciones este año serán cercanas a cero (en grano), en términos de divisas hay salida de dólares para que entre soja. En los últimos días, además el temporal frenó el flow de camiones; la soja será el ahorro favorito en dólares de los productores».
Más allá de que aún hay entre 10 y 12 millones de toneladas sin vender del ciclo pasado por unos US$5000 millones, vale señalar que de la cosecha actual ya se recolectaron casi 25 millones de toneladas sobre un volumen total estimado en 38 millones de toneladas.
Fuente: La Nacion