La producción de carne en ambientes desafiantes, como los suelos salinos y zonas inundables, va a contar con una herramienta interesante: una variedad de la pastura megatérmica panicum coloratum que se adapta a estas condiciones y permite intensificar la producción de forraje.
La desarrolló un equipo de investigadores del INTA Rafaela y ya se realizaron ensayos en Corrientes, Chaco, Santa Fe, Entre Ríos y en la Cuenca del Salado, en la provincia de Buenos Aires.
“Comenzamos a investigar las forrajeras megatérmicas hace más de diez años, en el 2006, y desarrollamos esta variedad que es una alternativa interesante, por ejemplo, para los Bajos Submeridionales de Santa Fe”, le contó a Clarín Rural María Andrea Tomás, especialista en Mejoramiento Genético de esta estación experimental.
Esta variedad de panicum tolera bien los anegamientos.
Hace dos años, la variedad Kapivera -que significa pasto brillante en guaraní- se inscribió en el Instituto Nacional de la Semilla (Inase) y se firmó un convenio con el grupo Agroempresas Semillas de Córdoba para que la multiplique y comercialice.
“El objetivo es que esté disponible en el mercado comercial para que se pueda implantar durante la campaña de 2020”, adelantó la investigadora del INTA.
Los Bajos Submeridionales son una enorme región del centro norte de Santa Fe, que ocupa unas 3 millones de hectáreas. Son campos bajos, casi sin árboles y plagados de tacurús (hormigueros) y espartillos, que se pueden inundar en los años lluviosos. La principal actividad económica es la ganadería de baja carga por hectárea.
“En las parcelas de la experimental de Rafaela la variedad de panicum coloratum produce unos 15.000 kilos de materia seca por hectárea y en zonas con suelos más frágiles y con niveles más bajos de materia orgánica, como los bajos, podría oscilar entre los 3.000 kilos y los 5.000 kilos de materia seca por hectárea”, estima la investigadora.
En la Cuenca del Salado, en Buenos Aires, también se realizaron pruebas con la pastura.
Es una brecha muy significativa con los pastizales típicos de los Bajos Submeridionales: el pelo de chancho y los espartillos, que pueden dar entre 1.000 kilos y 1.500 kilos de materia seca por hectárea, con buenas condiciones climáticas. En otras regiones, por ejemplo en la zona de Manfredi en el centro de la provincia de Córdoba (donde también hay una estación experimental del INTA), esta variedad de panicum llegó a los 8.000 kilos de materia seca por hectárea en los ensayos.
En relación con el manejo, Tomás explicó que se siembra en primavera y durante el primer año “no se toca”; es decir, los animales no comen la pastura.
A la primavera siguiente es un muy buen recurso forrajero, que si se gestiona bien se puede utilizar durante varias campañas, porque es un forraje “perenne”.
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Otra ventaja de esta megatérmica, según un informe del INTA, es que las semillas tienen un mayor tamaño (alrededor de un 30% más) y peso, lo que favorece la siembra.
“Con esta semilla se incrementa la producción porque, por su tamaño, se mejora la implantación y se logran más plantas”, aseguró Tomás.
Además, Kapivera produce gran volumen de pasto durante la primavera y el verano, soporta anegamientos y tolera suelos salinos Esta variedad de panicum se puede sembrar no solo en Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, sino también en La Pampa, Corrientes y Santiago del Estero, entre otras provincias que pueden utilizar este recurso forrajero para aumentar la carga animal por hectárea.