Los cerdos están sometidos a una presión productiva y reproductiva constante. Por ello, el estado sanitario de los animales define la productividad de la granja y, por ende, su rentabilidad.
Un artículo técnico desarrollado por la médica veterinaria Fernanda Jabif, del departamento técnico de Vetanco, aborda los mecanismos de defensa disponibles en el intestino del cerdo y, posteriormente, plantea estrategias pensadas para minimizar el impacto nocivo de las enfermedades.
El intestino del cerdo es el sitio de absorción tanto de nutrientes, como de bacterias y toxinas. Es determinante para la sanidad individual y poblacional de la granja comprender el rol estratégico que representa el tracto gastrointestinal como primera barrera de defensa contra todos los agentes que ingresan al sistema vía oral.
Todas las categorías de cerdos son susceptibles a enfermedades intestinales, la diarrea suele ser el signo clínico común, aunque el impacto productivo-económico sucede sobre la ganancia diaria de los cerdos, la eficiencia de conversión y la paulatina pérdida de homogeneidad en el lote.
Resulta clave entender la sanidad de los cerdos a nivel poblacional y no individual, porque detectar algunos casos de diarrea o síndromes de mala absorción, puede suponer una situación de enfermedad generalizada que se manifiesta sólo en algunos, pero ya está instalada en la mayoría de los cerdos.
Cómo funciona la inmunidad intestinal
A diario el intestino del cerdo es sometido al contacto de numerosas moléculas. Entre ellas hay factores que pueden desencadenar enfermedades locales o, si logran atravesar la barrera epitelial, impactan a nivel sistémico. Para evitar estas situaciones el intestino posee diversos mecanismos de defensa y regulación.
El gran desafío del intestino es mantener su función de absorción de nutrientes sin alterar su flora normal (beneficiosa para el organismo) y, a su vez, eliminar las sustancias nocivas.
Como primera línea de defensa, el intestino cuenta con algunos mecanismos generales entre los que se encuentra el mucus, los fluidos, el pH, ciertas enzimas, los movimientos de contracción del tubo intestinal (peristaltismo), la microbiota (bacterias beneficiosas que habitan en el intestino). Además, el epitelio intestinal (la piel que recubre el interior del intestino) sirve como una barrera dinámica que no deja pasar los patógenos.
Pero cuando los agentes infecciosos logran superar los mecanismos inespecíficos y traspasar el epitelio intestinal, se desencadena la respuesta inmune.
Antibióticos vs. salud intestinal
Debido al uso excesivo y/o prolongado de antibióticos, las bacterias han desarrollado resistencia. Es decir, sobreviven a su aplicación. Además, a nivel mundial se ha disparado recientemente una alerta por resistencia en seres humanos debido al consumo de carne con residuos de antibióticos.
Los antibióticos que usualmente se utilizan, no discriminan a las bacterias benéficas siendo también barridas de la superficie intestinal. De esta manera la medicación contra microrganismos patógenos atenta contra la primera barrera de defensa que protege al cerdo de enfermedades de ingreso intestinal.
Se están reportando cada vez en mayor magnitud, casos y experiencias de cepas patógenas resistentes en cerdo y también con relación a resistencia cruzada en seres humanos.
Es por ello que se vuelven cada vez más importantes los aditivos alternativos a los antibióticos como ácidos orgánicos, zinc, prebióticos y probióticos.