La importación de carne porcina es un tema sensible para este eslabón productivo, que en reiteradas ocasiones han advertido sobre su impacto económico y sanitario. En relación a este último apartado, desde la Asociación Argentina de Productores Porcinos (AAPP) sostienen que desde hace unos tres años se intensificó la descongelación de esta carne para ser comercializada como fresca.
Desde la entidad esgrimen una serie de argumentos en relación a este tema. Por un lado, señalan que esta situación atenta “contra la falta de conocimiento del consumidor”, al poner en riesgo su salud. En este sentido, señalaron que durante los procesos de descongelación se disminuye la vida útil de la carne.
Para evitar riesgo, esta carne debe ser congelada a -18ºC para su comercialización, cuando el proceso de venta es superior a los siete días. Así, si se mantiene esa temperatura, se la puede conservar por un tiempo determinado, en lo posible inferior al año de elaboración.
En relación a la operatoria de los supermercados, indicaron que en Argentina, “colocan en la etiqueta una fecha de envasado y el vencimiento a los dos días, pero no cumplen con la obligación del etiquetado que exige la elaboración del original”.
En este punto, AAPP recordó los principales aspectos que contempla la legislación vigente. Por un lado, durante todo el el proceso de transporte y venta, incluyendo al consumidor, se debe mantener la temperatura indicada, que en el caso de congelados o supercongelados es de -18ºC. “Los expendedores del producto al público deben tener los equipos necesarios para garantizar dicha temperatura, algo que vemos de forma habitual para otros productos en los supermercados”, señalaron.
El otro tema a tener en cuenta es la aclaración correcta en la etiqueta, que según la Asociación, es “algo en lo cual están todos en falta”.