La necesidad de las fábricas por moler soja y convertirla en harina, y cumplir de esa forma con sus compromisos comerciales, hizo que la industria salga a buscar la materia prima a otros países ante un mercado local en donde la misma brilla por su ausencia.
La decisión de las exportadoras se siente fuerte en la plaza que con importaciones de 3 millones de toneladas hizo que su valor retroceda un 6 por ciento en los últimos dos días. Las compras seguirán en ascenso en los próximos meses y amenazan con profundizar a la baja el precio.
Datos del Ministerio de Agroindustria muestran que a la fecha ya se comercializaron 27,5 millones de toneladas de soja. Sobre una cosecha de 37,4 millones aun restan por negociarse 10 millones de toneladas que a valores FOB representan ingresos por u$s3.940 millones.
Se entiende que el productor que aun retiene el grano no la negociará a no ser que sea necesario o en su defecto se dé una suba en el precio impulsada por el dólar.
Eso se vio por ejemplo el 27 de julio pasado cuando la oleaginosa tocó los $7.600 lo que originó ventas superiores a las 200.000 toneladas.
Pero después de esa suba, la industria empezará a retirarse del mercado entendiendo que debe focalizarse en seguir importando la soja desde países como: Paraguay, Brasil y Estados Unidos.
Desde este ultimo se espera que en 2018 lleguen 1,5 millones de toneladas. En el global ya ingresaron 3 millones.
Operadores consultados señalaron que la baja de la soja sigue la merma de la harina que retrocedió 2,1 por ciento. Se entiende que es una forma de presionar a los productores desinflando los $7.600 que se pagó en los últimos días. Por ende se busca que el productor negocie lo poco que le queda, pero hoy sigue siendo más atractivo tenerla al menos hasta fi n de mes en donde se paga con un diferencial de u$s15 dólares en promedio por tonelada. Además fuentes bancarias señalaron que las tasas para financiarse en dólares se están ofreciendo al 3,5% a 180 días frente al 5% o 7% de meses atrás.
Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) señaló que por el lado de la soja nueva 2018-2019, a pesar de que se estima una producción notablemente superior a lo que fue la cosecha 2017-2018, las adquisiciones de los exportadores e industrias presentan un «aletargamiento» respecto al año pasado a la misma altura, sumando 1,2 millones de toneladas, contra 1,7 en el ciclo anterior. La caída es del 29,5 por ciento.
Por lo pronto las cerealeras deben embarcar entre el primero y veinte de agosto, 1,38 millones de toneladas de harina de soja. A valores FOB representan divisas por u$s525 millones. En ese mismo lapso de tiempo 18.000 toneladas de soja es lo que saldrán de los puertos, un volumen inferior si se lo comparará con el subproducto.
En septiembre se entiende que la Argentina estará habilitada para iniciar los envíos de harina a China. Se espera tener cerca de 10 millones de toneladas para abastecer el mercado asiático. Los ingresos rondarían los u$s3.800 millones.
Fuente: BAE