La zona Norte de Buenos Aires aparece en el mapa mental de muchos como eminentemente agrícola. Pero muchas empresas CREA de la región, no sólo están profundizando su vocación ganadera, sino que además están replanteando todo su esquema productivo en función de los aportes económicos, financieros y ambientales generados por la actividad pecuaria.
Alejandro Carafi (CREA Seguí La Oriental) administra una empresa agropecuaria que, si bien originalmente contaba con tradición ganadera, se agriculturalizó en la primera década del presente siglo en línea con el auge de los precios agrícolas. La ganadería quedó relegada a un pequeño sector del campo sin aptitud para producir granos (una cañada).
Además del establecimiento propio, la empresa se había expandido para realizar agricultura en campos arrendados. La primera alarma de ese modelo apareció en el ciclo 2008/19 con el quebranto provocado por una sequía generalizada.
“Nos preocupó el elevado nivel de variación de resultados con un endeudamiento creciente; por ese motivo, en 2010 decidimos comenzar a diversificarnos y crecer en ganadería”, explicó Alejandro. Fue así como los recursos destinados a agricultura en campo alquilado comenzaron a reducirse para ser derivados la actividad pecuaria.
Uno de los primeros pasos fue destinar a la ganadería los lotes de baja aptitud agrícola para estabilizar los rindes agrícolas en campo propio al tiempo de permitir un crecimiento del stock de vientres (los cuales se adquirieron a precios muy bajos en términos históricos). Emplearon el sistema de inseminación a tiempo fijo en todo el rodeo. “Apuntamos desde el inicio a tener una cría con una buena genética y de muy bajo costo, con un fuerte componente de pasto en la dieta”, indicó Alejandro.
La introducción de la ganadería, además de estabilizar y diversificar los ingresos de la empresa, también tuvo por objetivo reducir el elevado nivel de endeudamiento que venía registrando.
“Con el crecimiento de la ganadería se logró tener un resguardo patrimonial frente al riesgo generado por el endeudamiento. En los últimos tres ejercicios la cobertura del capital hacienda cubrió entre una y media y dos veces la deuda total”, comentó Julio Lieutier, asesor del CREA Seguí La Oriental.
La introducción de la ganadería en una empresa de base agrícola requiere un proceso intensivo de capacitación de los trabajadores, dado que el factor humano es esencial para gestionar con precisión los procesos productivos de la actividad pecuaria. “En este aspecto fue vital la ayuda del Grupo de Afinidad Ganadero de la zona CREA Norte de Buenos Aires, al tener la posibilidad de aprender de gente que hace las cosas muy bien en la actividad”, comentó Alejandro.
Por su parte, la Estancia El Cacique (CREA San Pedro-Villa Lía) cuenta con un campo de 921 hectáreas con aptitud mayormente agrícola, de las cuales 750 se dedica a la producción de granos por administración y con maquinaria propia (menos la cosecha y la fumigacion aérea). “Cuando ingresamos al grupo CREA en el año 2015 nos propusimos recalibrar el modelo ganadero que veníamos llevando a cabo”, comentó Santiago García Rey, administrador de El Cacique. “El objetivo fue integrar el modelo ganadero con el agrícola, de manera tal de brindar una mayor sostenibilidad productiva, además de promover un aumento de la carga de vientres a través de la propia retención de hembras”, explicó.
“Los lotes degradados ingresan a ganadería por un período de cuatro años con una pastura y, al salir de ese sistema para regresar a la agricultura, la mejora de las características físico-químicas del suelo vienen promoviendo aumentos de rindes”, añadió. De todas maneras, la medición del impacto del antecesor pastura en lotes agrícolas –que comenzó a hacerse de manera sistemática el año pasado– requerirá varios años más de seguimiento y validación.
En lo que respecta al crecimiento del capital hacienda, mientras que en 2016 se entoraron 272 vientres, un año después esa cifra había crecido a 338 y este año se proyecta llegar a 420 (superando el objetivo de 400 entores fijado en 2015).
“Este planteo ganadero se incorporó con una mirada sistémica: el modelo pecuario, si bien es rentable, no iguala en ese aspecto a la agricultura, pero brinda un servicio importante al suelo, lo que termina teniendo un impacto favorable, en el largo plazo, en todo el sistema”, comentó Ezequiel Martínez Bruera, asesor del CREA San Pedro Villa Lía.
“En el CREA estamos convencidos de que el uso de pasturas, entre otras alternativas, son vitales para recuperar las reservas del Banco Central, que es el suelo; la compactación edáfica dificulta la eficiencia en la captación de recursos y eso no es gratuito ni sostenible en el tiempo”, agregó Ezequiel (ver cuadro).
José Cesar Mouriño (CREA Bragado) decidió implementar un sistema 100% ganadero en su campo propio de unas 414 hectáreas, de las cuales 160 tienen aptitud agrícola. El año pasado sumó al planteo otro campo de 320 hectáreas (60 de tendido y 240 de bajos que se están intentando poner en producción con agropiros). Se trata de un sistema de ciclo completo que realiza servicios en el último trimestre del año. Cuenta actualmente con 750 vientres preñados, de los cuales 150 son vaquillonas de quince meses de primera parición.
Las terneras se recrían a pasto, al igual que los machos en su etapa inicial, pero los terneros pasan luego a corral (el mismo destino tienen las vaquillonas de rechazo). Los vientres viables, luego de la recría, se gestionan con suplementación de maíz y silo de grano húmedo. “El planteo está basado en promover la eficientización de procesos; el silo de autoconsumo nos permite apuntalar cargas durante el invierno”, comentó José.
En el presente ejercicio 2018/19 se propusieron lograr una producción de carne del orden de 330 kg/ha co una carga promedio de 673 kg/ha y una eficencia de stock del 49%.
Este año, debido al elevado costo del maíz, la producción de silo de maíz se intensificó, al igual que el aprovechamiento de las pasturas base alfalfa y los verdeos de invierno. “Esta empresa cuenta con un campo de 200 hectáreas agrícola en la zona, de manera tal que en el CREA se le planteó la alternativa de intercalar en el mismo un verdeo entre el maíz y la soja de primera con el objetivo de reducir el costo de alimentación, alargando la recría del ternero a campo para que el aporte del corral sea el mínimo posible”, explicó el asesor del CREA Bragado, Gerardo Chiara.
“La actividad ganadera da mucho más margen para la creatividad, que es lo que le falta al modelo agrícola industrial, el cual está sobre-simplificado y en general tiene a subutilizar recursos. La ganadería es complementaria a la agricultura en el nuevo enfoque sistémico”, añadió.
El artículo completo puede leerse en la última edición de la Revista CREA