Minerva anunció la compra de 16 plantas de faena en distintos países hoy en manos de su par brasileño, Marfrig. Cómo quedarán posicionados ambos grupos en los segmentos de faena y productos elaborados y cuál es la posibilidad de generar más valor en la ganadería. Por Miguel Gorelik.
Esta semana salió a la luz un acuerdo por el que Minerva le compra a Marfrig 16 plantas de faena en Brasil, Uruguay, la Argentina y Chile por un valor de BRL7.500 millones, equivalentes a USD1.500 millones.
Se trata de 11 unidades en Brasil, tres en Uruguay y una en la Argentina y así como en Chile.
Mientras Marfrig apunta a seguir especializándose en productos elaborados y marcas, Minerva lo hace en originación de hacienda, faena y carne.
En Brasil, Marfrig casi se queda sin plantas de faena, en Uruguay vende tres de cuatro propias, en la Argentina una de las dos y en Chile la planta de faena y exportación de ovinos del Sur.
Una vez que se concrete, Minerva más que duplicará su tamaño actual. Ya había dado un salto muy grande en sus operaciones cuando en 2017 compró las plantas de JBS en Sudamérica, excepto en Brasil.
Minerva quedará con una porción de mercado muy importante en Brasil y aún mayor en Uruguay, además de la destacada que ya tiene en Paraguay. Las cuatro plantas que actualmente posee en Uruguay (acaba de agregar la de BPU, que fue vendida por Nippon Ham) más las tres a incorporar por esta operación representan en lo que va del año el 43% de la faena del país.
En cambio, en la Argentina, pese a que tendría tres de las plantas activas más importantes, las mismas representan 4,4% de la faena en los primeros siete meses del año, reflejo del muy alto grado de atomización que tiene el sector.
La compra en Chile es, en todo caso, estratégica, y se suma a las operaciones con carne ovina que recientemente compró en Australia.
Por el lado de Marfrig, en Brasil se reserva un par de plantas de faena y todas las fábricas de elaborados.
En Uruguay, seguirá con la planta de Tacuarembó, que piensa ampliar considerablemente, así como la de enlatados en Fray Bentos, una curtiembre y un feedlot.
En la Argentina mantendrá la de San Jorge, que también está recibiendo inversiones para aumentar la capacidad y que había incorporado todas las líneas de hamburguesas que hace años estaban en Martínez (hoy inexistente), la fábrica de hamburguesas ex Campos del Tesoro, la de Baradero (salchichas y fiambres), y la de vegetales congelados en Arroyo Seco (exArcor). También se queda con dos plantas de faena de vacunos que están inactivas hace años (Unquillo y Vivoratá).
Finalmente, en Chile conservará la empresa dedicada a importación y distribución de carne.
Por otro lado, conserva sus subsidiarias en Estados Unidos (National Beef) y en Australia, así como la parte accionaria que le permite ejercer el control sobre BRF, en Brasil y en el mundo.
A la espera de las autoridades regulatorias
El desafío más grande que tiene esta operación para poder corporizarse es la aprobación de la autoridad que supervisa a la competencia en Uruguay. El organismo demoró meses hasta que aprobó la mencionada compra de BPU, que sólo representa menos del 7% de la faena uruguaya y cuya decisión se conoció hace poco.
Desconocemos si este acuerdo tiene cláusulas para el caso de una negativa o de una aprobación sólo parcial.
Minerva afirma ser el principal exportador de carne vacuna de Sudamérica, posición que se reforzaría considerablemente una vez que esto se complete.
La compraventa empezó a caminarse con un anticipo del 20% (BRL1.500 millones ó USD300 millones) pagado esta semana y con el compromiso de J.P.Morgan de financiar el pago del saldo, según informó Minerva a la Bolsa de Sāo Paulo.
Nuestra reflexión es que si esto permite a ambas empresas profundizar sus caminos estratégicos, indudablemente que va a originar más valor para todo el sector de la región.
Por Lic. Miguel Gorelik, Director de Valor Carne
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