La cetosis bovina es una enfermedad metabólica que afecta al ganado vacuno de alta producción lechera al inicio de la lactación.
Esta patología, también conocida con el nombre de acetonemia se debe a un incremento en el nivel de cuerpos cetónicos (acetona (Ac), acetoacetato (AcAc) y β-hidroxibutirato (BHB)) en sangre excretándose estos a través de orina o leche.
En vacuno lechero, la cetosis es un proceso que está normalmente asociado a una elevada producción de leche y a un balance energético negativo.
LeBlanc, (2010) propone que la aparición de cetosis se ve incrementada por un balance energético negativo tanto en el puerperio como ya desde el período seco.
Consecuencias de la cetosis
1/ Pérdidas económicas
La cetosis según su grado de afectación puede provocar numerosas pérdidas económicas tanto por tratamientos como por posterior diminución de la producción de leche.
Se han descrito pérdidas de hasta 3-5.3 Kg de leche por día y por vaca en animales de cuatro o más partos calculando un valor aproximado de unos 350 a 540 Kg menos de leche en esa lactación.
2/ Desplazamiento de abomaso
Otra de las consecuencias más importantes son los desplazamientos de abomaso.
- En un estudio de Duffield et al. 2009 se ha descrito que vacas con valores por encima de 1.2-1.4 mmol/L tenían una probabilidad de 2.9 a 13.6 veces más de sufrir un desplazamiento de abomaso que las vacas con valores por debajo del punto de corte.
- En cambio, Suthar et al. (2013) obtuvieron en un estudio en granjas de distintos países europeos, que la probabilidad de sufrir desplazamiento de abomaso en los primeros quince días en leche era de 7.8 a 8.9 veces mayor.
3/ Metritis
Suthar también estudió la relación entre los niveles de BHB con la incidencia de metritis, pero se observó que había una gran diferencia entre los distintos países como en el caso de Croacia con un 3.2% e Italia con un 24.9%
Diagnóstico y control
El diagnóstico de cetosis subclínica se puede realizar en base al análisis de cuerpos cetónicos en sangre, orina y leche.
A día de hoy los métodos más extendidos y con mayor fiabilidad son:
- el análisis de BHB en sangre
- el diagnóstico en leche mediante FTIR (Espetrometría infrarroja transformada de Fourier)
El método FTIR es el más indicado para realizar un buen diagnóstico a nivel de rebaño vía leche, aprovechando en muchos casos las muestras de control lechero.
En la actualidad, los puntos de corte utilizados en el caso de realizar:
- el análisis a partir de muestras de sangre estos valores serían de 1.2 mmol/L en la primera semana y 1.4 mmol/L en la segunda.
- en el caso de la FTIR el punto de corte es 0,10mm/L de leche.
Situación de la cetosis subclínica en España
En un estudio realizado recientemente por Viña, C. y Diéguez, F en 2016 en Galicia, se valoró la situación de la cetosis subclínica a partir de los datos obtenidos de 59,187 vacas de raza Holstein correspondientes a 1,752 ganaderías de leche en control lechero oficial.
- Un 21,4% (prevalencia aparente) de las vacas analizadas (12,654/59,187) tenían niveles de BHB ≥ 0.10 mmol /l.
- Dentro de los animales negativos había otro 5% con niveles próximos al punto de corte (≥ 0,09 mmol /l.). Este dato es levemente inferior al compararlo con estudios previos llevados a cabo en España que señalaban prevalencias aparentes del 22,5-29%. (Suthar et al., 2013, Andreu, 2014.
Teniendo en cuenta la Se y Sp mencionadas, en el presente estudio, la prevalencia verdadera de vacas con cetosis fue del 25.6%.
Los mayores niveles de prevalencia se observan a mayor proximidad del parto.
La prevalencia fue de:
- 36% en los animales muestreados entre los días 5 y 10 post-parto
- 23% entre el día 10 y 15
- 20% entre los días 15 y 20
- 18% entre el día 20 y el 25, y entre el 25 y 30
- 15% en los animales muestreados a partir del día 30 post-parto
El nivel medio de BHB en los animales positivos fue de 0.219 mmol/l.
Estos niveles fueron significativamente mayores en vacas de tercer parto en comparación con los otros dos grupos: 0.213, 0.207 y 0.226 mmol/l. para las vacas positivas de primer, segundo y tercer parto respectivamente.
Prevalencia de rebaño : El 97% de las granjas (1,700/1,752) tenían al menos un animal positivo. Estimando la Se y Sp a nivel de rebaño la prevalencia verdadera por rebaño sería del 83.5%.
Prevalencia intra-rebaño (% de animales positivos en los 1,700 rebaños positivos) fue del 26%. Además, un 10% de las granjas estudiadas tenían un 50% o más de vacas con cetosis en post-parto.
Prevalencia según tamaño del rebaño: La prevalencia disminuía significativamente a medida que aumentaba el tamaño de rebaño:
- 3% para rebaños de menos de 17 vacas
- 2% para rebaños de 17 a 27 vacas
- 21,7% para los de 27 a 40 y 16,9% para rebaños de más de 40 vacas
Medidas de prevención y control
El mejor método para prevenir la aparición de cetosis subclínica es realizar un buen manejo de la alimentación en el período seco y en el postparto.
- Además es necesario un buen manejo general del animal proporcionándole una cama cómoda y de calidad, tener buen acceso al bebedero y comedero, que haya una buena ventilación y que pueda interaccionar con otros miembros del rebaño.
- Las raciones en el período seco deben favorecer una ingesta de al menos unos 12 kg de materia seca por animal.
- Lo más recomendable es la administración de una ración con una densidad de 1.32Mcal/Kg de MS (Bach, A. 2014) para obtener un total de alrededor de 15 Mcal/día de energía neta.
- Si la densidad energética es mayor, estaremos ofreciendo al animal un exceso de energía innecesario que se acumularía en hígado y tejido adiposo.
Uso de Aceite de cáscara de anacardo para prevenir la cetosis subclínica
Una alternativa para controlar el proceso de fermentación ruminal y disminuir la aparición de patologías digestivas como la acidosis u otras patologías como la cetosis subclínica es la inclusión de aceite de cáscara de anacardo en la dieta.
- El aceite de cáscara de anacardo es un aceite funcional que contiene varios compuestos fenólicos como el Cardanol (3-n-pentadecylphenol) y Cardol (5-n-pentadecylresorcinol), que le confieren la capacidad de actuar como ionóforo (Nagabhushana et al., 1995), (Toyomizu, 2002).
- Además, es capaz de hacer una selección sobre la flora ruminal principalmente protozoos y bacterias Gram+. Esto proceso junto con una mayor digestibilidad de la fibra y del almidón favorece la formación de AGV, incrementando los niveles de Ac. Propiónico y reduciendo los niveles de Ac. Acético y Ac.Butírico sin provocar un estado de acidosis.
Por otra parte, el aumento en la producción de Ácido propiónico supone un aporte extra de energía para las vacas secas, cuyo bajo aporte es uno de los principales factores de riesgo para la cetosis subclínica.
Otra de las ventajas del aceite de cáscara de anacardo es que favorece el aumento de la ingesta de materia seca favoreciendo así un mayor aporte de nutrientes y un buen funcionamiento a nivel digestivo (Coneglian, S 2009).
Branco et al, 2015 describieron también que el incremento de la ingesta de materia seca en vacas de alta producción en post-parto con la inclusión de aceite de cáscara de anacardo era de +1,2 Kg de MS.
El uso de aceite de cáscara de anacardo en raciones de vacas secas y post-parto supone una alternativa eficaz y viable para el control de cetosis subclínica al provocar un aumento en la ingesta, un mejor aprovechamiento de los nutrientes y el aporte de un nivel de confort digestivo importante.