El año pasado, el consumo de las tres principales carnes aumentó en 2 kilos por cabeza, por año. Esto ocurrió pese a que incrementaron su precio muy por encima de la inflación.
En 2023, el consumo de carnes logró imponerse a la inflación y las fuertes subas de precios en los mostradores.
De acuerdo al mercado ganadero de Rosario (Rosgan), en las tres principales carnes se pasó de 111 a 113 kilos por habitante, que se explica sobre todo a partir del aumento en los cortes vacunos. Por el lado de pollo y cerdo, se mantuvieron estables.
Esta cifra se conoce tras fuertes incrementos en los precios de venta al público y un retroceso marcado del poder adquisitivo del salario. De acuerdo a datos oficiales, el índice general de salarios en Argentina aumentó un 152,7%, contra un 211,4% anual de suba en el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
“Podríamos esperar que en un contexto de fuerte pérdida del poder adquisitivo de los salarios como el que se viene registrando en los últimos años, se observaría una restricción significativa en la ingesta de carnes, en particular de los cortes más caros”, analizaron desde la entidad.
Un dato para destacar es que, si bien la carne vacuna es más cara en comparación a sus principales competidores, fue la que mayor incremento porcentual de precios registró en el último año.
Si bien los tres tipos de carne ajustaron por encima del promedio general de precios, en el caso de la vacuna aumentaron tres veces desde diciembre 2022, mientras que pollo y cerdo lo hicieron en 2,5 veces.
EL CONSUMO DE CARNES RESISTE LA INFLACIÓN
En diciembre 2023, con el equivalente en pesos a un kilo de carne vacuna ($4.969) era posible comprar 3,5 kilos de pollo fresco ($ 1.448), cuando un año atrás se compraban 2,9 kilos. Esta situación es similar a lo que sucede con la carne de cerdo.
“Aun así, el consumo de carne vacuna en Argentina parece haber encontrado un piso, del cual se resiste a caer”, consideraron.
Hace una década, el consumo total de carnes en Argentina -según datos registrados- se ubicaba en torno a los 110 kilos de carne por habitante por año. En aquel entonces, compuesto en promedio por unos 60 kilos de carne vacuna, 40 kilos de pollo y 10 kilos de carne de cerdo.
En estos años, el proceso de sustitución de carne vacuna se dio de manera paulatina y no se asocia exclusivamente a un efecto ingreso.
“Involucra además una tendencia a la incorporación de carnes alternativas, respondiendo a su vez al fuerte crecimiento registrado en la producción y comercialización interna de estas otras carnes“, remarcaron.
Pero, analizando más detenidamente los números, si se mide el gasto promedio mensual destinado al consumo de carnes en Argentina, descontando la inflación acumulada a diciembre de 2023, se observa que el gasto total, lejos de crecer, en términos reales ha disminuido ligeramente en los últimos tres años
LAS CARNES, ¿AUMENTARON TANTO COMO PARECE?
La entidad rosarina afirmó que pese a los fuertes aumentos de precios registrado durante el último año en los tres tipos de carnes, en líneas generales los precios son más baratos en relación a los últimos tres años.
“En particular, la carne vacuna, que es la que mayor incidencia tiene en nivel de gasto general al representar el 65% del presupuesto total de compra, en promedio se encuentra un 11% más barata que lo que costaba en 2021, llevado a moneda actual”, destacaron.
Más allá de estas cuestiones vinculadas al bolsillo de los consumidores, la sequía también contribuyó a mantener los valores de la carne vacuna relativamente estabilizados.
“En adelante, es probable que esta relativa contención de los valores tienda a relajarse a medida comience a percibirse la menor cantidad de hacienda que llegaría a faena en los próximos meses”, concluyeron.
Fuente: infocampo.com.ar
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