El Servicio Internacional de Adquisición de Aplicaciones de Agrobiotecnología (Isaaa, por sus siglas en inglés) y PG Economics Ltd publicaron este martes nuevos estudios que destacan los beneficios sociales, ambientales y económicos que ofrece la adopción de los cultivos modificados mediante biotecnología en el mundo.
Se trata de un aspecto fundamental para la Argentina, teniendo en cuenta que es el tercer país que más área siembra con transgénicos: en 2017, fueron 23,7 millones de hectáreas, el 12,5 por ciento de toda la superficie mundial implantada con este tipo de alimentos.
Alimentos
El presidente del Consejo Directivo de Isaaa, Paul Teng, destacó por ejemplo que en los últimos años se han sumado al mapa de transgénicos manzanas y papas que no se oscurecen ni deterioran, el ananá súper-dulce enriquecido con antocianinas, el maíz con mazorcas de mayor biomasa y altos niveles de amilosa, y la soja con contenido modificado de aceite, además de la autorización para comercializar caña de azúcar resistente a insectos.
Para Teng, esto permite ofrecer más variedad a los consumidores y los productores de alimentos».
Según Isaaa, la siembra de cultivos GM creció tres por ciento el año pasado, lo que significó adicionar 4,7 millones de hectáreas.
Esto ocurrió principalmente por el aumento de las materias primas, la mayor demanda de los mercados y la disponibilidad de más semillas con eventos biotecnológicos.
Mapa
El informe sostiene que, el año pasado, 67 países usaron cultivos transgénicos: 19 considerados «en desarrollo» y cinco «industrializados». Además, otros 43 países que no se dedican a la agricultura autorizaron la importación y uso de cultivos transgénicos para alimentación humana y animal y para procesamiento.
La estrella de los GM es la soja, que ocupó 50 por ciento del área destinada a cultivos GM en todo el mundo. Considerando el área destinada a cada cultivo, en 2017 el 77 por ciento correspondió a soja, el 80 por ciento a algodón, el 32 por ciento a maíz y el 30 por ciento a canola.
Los países que adoptaron la soja genéticamente modificada en un nivel superior al 90 por ciento EE.UU., Brasil, Argentina, Paraguay, Sudáfrica, Bolivia y Uruguay; en maíz, EE.UU, Brasil, Argentina, Canadá, Sudáfrica y Uruguay.
Ganancias y ambiente
Por su parte, PG Economics hizo un balance de las últimas dos décadas con el uso de transgénicos y estimó que unos 17 millones de agricultores ganaron 186,1 mil millones de dólares.
También remarcó que la reducción de emisiones de dióxido de carbono relacionadas con los cultivos, a partir de la reducción del uso de combustible y la captura adicional de carbono en el suelo, fueron equivalentes a sacar 16,75 millones de automóviles de las calles.
En tanto, las aplicaciones de insecticidas y herbicidas cayeron 18,4 por ciento desde 1996, agregó la consultora internacional.
Los beneficios económicos de la biotecnología también se cristalizan en que, por cada dólar invertido en semillas GM, los agricultores obtuvieron un promedio de 3,49 dólares, estimó PG Economics.
Por último, un aspecto fundamental: sin transgénicos, en las últimas dos décadas se habrían producido unas 650 millones de toneladas menos de alimentos.
«Por más de 21 años, los cultivos transgénicos han sido los responsables de la producción adicional de 213 millones de toneladas de soja, 405 millones de toneladas de maíz, 27,5 millones de toneladas de fibra de algodón y 11,6 millones de toneladas de canola. Esto ha permitido cultivar más sin usar más tierra, reduciendo la presión de la agricultura sobre los hábitats naturales», indicó el informe.
Fuente: AgroVoz