Uruguay : El sector arrocero cerró un nuevo Precio Convenio cuyo valor es el segundo mayor de la historia, medido en dólares. El ánimo en la cosecha no puede ser mejor y el optimismo permite pensar más en el largo plazo
El fuerte aumento de los precios internacionales por la suspensión de las exportaciones de India llevó el precio del arroz en Uruguay a un máximo en más de 10 años. De hecho, tomando el Precio Convenio acordado esta semana, es el segundo mejor valor de la historia.
Y el asunto no queda aquí: seguramente, a lo largo de todo este año, la nueva cosecha va a alcanzar valores promedio aún mejores. De esta manera, el sector arrocero comienza a atar una secuencia de años muy buenos, primero en lo productivo y luego en el escenario de mercados. Esta nueva etapa llega luego de varios años muy complicados, que elevaron el endeudamiento y achicaron el área. Con el nuevo panorama, puede esperarse una recuperación del área arrocera, de la mano de más inversiones en los campos.
Los actuales niveles de precio son para celebrar, pero no hay que dormirse en los laureles: los productores tienen claro que la permanencia y la competitividad del sector a largo plazo va de la mano de los altos rendimientos logrados. Así ha quedado demostrado en zafras previas, cuando se llegó a nuevos récords que no hace mucho tiempo atrás eran difíciles de imaginar. El sector arrocero uruguayo -entre otras virtudes- tiene un ida y vuelta permanente con la investigación, principalmente con el INIA (Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria), desde donde salen las recomendaciones para ajustar de la mejor manera el manejo y la tecnología, así como los materiales genéticos que han puesto al arroz uruguayo a la vanguardia de rendimientos a nivel internacional.
Esto puede calibrarse claramente con la evolución varietal que se ha dado en el arroz. Hace medio siglo, la variedad Bluebell, de grano largo y alta calidad predominaba, hasta que a partir de los años 90 la variedad El Paso 144 se abrió camino en base a mayores rendimientos. El sector no dejó de investigar y hoy la variedad líder es INIA Merín, la que -en buena medida- ha estado detrás de los altos rendimientos de los últimos años. Pero hay que remarcar siempre que el resultado productivo responde más a un sistema que a un factor individual, con ajustes permanentes en fertilización, protección del cultivo, riego, etc.
Además, la mejora genética debe ser permanente y -según se pudo apreciar en la última jornada arrocera organizada por el Programa Arroz de INIA- el Instituto ya tiene en las gateras nuevos materiales con rendimientos iguales o mayores a los de las variedades actuales, con mejoras en cuanto a ciclo y otras características. Este año el rendimiento arrocero seguramente no alcance los niveles récord de zafras recientes, entre otras cosas porque la siembra se vieron algo demoradas (se estima un rinde medio de unos 8.800 kg/ha); pero seguramente veremos promedios al alza en los próximos años.
Logística. El sector también ha innovado en la logística y el procesamiento, adaptándose a las nuevas realidades de mercado y buscando una mayor eficiencia, lo cual es clave en un país que – como Uruguay- se ha encarecido notoriamente y ejerce una presión de costos muy alta a los sectores exportadores, como netamente lo es el sector arrocero uruguayo. Por un lado, la molinería arrocera está recomponiendo su estructura de procesamiento. En el caso de SAMAN, dejaron de operar los molinos de Montevideo y se proyectan instalaciones con nuevas capacidades en Varela (Lavalleja), con adaptación para comercializar mejor los mayores volúmenes de arroz cáscara (paddy), que ha aumentado en importancia. En Montevideo se invertirá en logística de alto desempeño, sin etapas de procesamiento, que eran difíciles de sostener ambientalmente en plena urbe.
Asimismo, hay mucha expectativa en el sector por comenzar a usar más intensamente el modo ferroviario, a partir de la construcción del Ferrocarril Central. El sector arrocero tiene antecedentes como usuario importante del servicio ferroviario, el cual debe ofrecer garantía de servicio y costo competitivo. Las obras del Ferrocarril Central y problemas propios de AFE llevaron a que el modo ferroviario merme en su uso en los últimos años, pero con la nueva vía se abren oportunidades de una mejor logística. Por un lado, el uso del propio ramal central para la producción que llega del Norte (Tacuarembó, Rivera y eventualmente Artigas). A su vez, se espera una revitalización del ramal este por donde ha llegado tradicionalmente parte del arroz desde esa zona del territorio hacia el Puerto de Montevideo. Otras posibilidades abre también la hidrovía de las lagunas (Merín-de los Patos), que está avanzando en el marco de acuerdos bilaterales.
Comercio. El sector también está innovando en el plano comercial. Ha sido puesto reiteradamente como ejemplo de integración vertical y el Precio Convenio es una herramienta clave en esa integración. Consiste -recordemos- en un acuerdo por el cual se paga al productor según el promedio general de los negocios hechos por la industria molinera, descontados los costos industriales y otros. El productor se compromete a comercializar el 100% de su cosecha en esta modalidad.
La mayoría de los molinos y productores lo suscribe, aunque la adhesión ha mermado un poco en los últimos años. Muchos productores han optado por comercializar directamente arroz cáscara, y algunas empresas originadoras también.
Respondiendo a esto los molinos participantes y la Asociación de Cultivadores de Arroz (ACA) han acordado cambiar el contrato del Precio Convenio -que tenía 64 años de vigencia- habilitando -como opción voluntaria- a que cada productor pueda vender libremente hasta el 20% de su producción; esto hará que se configure un nuevo mercado spot del arroz. Será interesante ver cómo resulta.
En el mercado internacional la referida decisión de la India ha sido un verdadero cimbronazo y motivó un fuerte aumento de precios, a niveles cercanos a los récord históricos (los precios internacionales del arroz blanco con 5% de quebrado saltaron de 320-350 a 600 U$S/ton). Todo indica que India va a persistir en su política de frenar las exportaciones, al menos durante este año en que hay elecciones y se instalará un nuevo gobierno. Hay que ver que tuvo una caída de 8,8% en su producción y la situación social es tensa, tanto con la población consumidora, como con los productores. A mediano y largo plazo, es posible que la situación se revierta. Mientras, los productores van a aprovechar el momento, reduciendo deuda, invirtiendo y apostando a seguir creciendo.
Fuente: El Pais
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