La semana pasada, los valores de la hacienda comercializada en el mercado de Liniers aumentaron entre 2 y 5% en relación a la previa, destacándose el comportamiento de los novillitos.
Los bajos arribos, a causa del mal tiempo generalizado, permitieron un respiro en el retroceso que se arrastra desde principios de septiembre, especialmente para machos y livianos.
La entrada semanal, que arañó las 20 mil cabezas, representó 20% menos que el promedio semanal de un año. En el caso de los novillos, la reducción con respecto al mismo promedio fue del doble. Sin embargo, apenas se notó en el precio.
En la comparación con las cotizaciones de 30, 60 y 90 días atrás, la caída para machos y livianos es de 1-3% en un mes y, parejamente, de 6% en dos meses. Sólo frente a los valores vigentes hace tres meses se notan mejoras, que van del 2 al 6% según categoría, que resulta totalmente insuficiente frente a la inflación del trimestre.
Las vacas muestran una posición mejor, inclusive teniendo en cuenta la inflación, a excepción de la comparación en 60 días.
AJUSTADO POR INFLACIÓN
En cuanto al valor real del novillo, tras la pequeña recuperación señalada quedó 2% por debajo de la trayectoria del promedio móvil de 52 semanas; la misma diferencia que muestra con respecto al valor de hace un año.
Mientras tanto, la caída de precios en estas 10 semanas permitió cerrar la brecha que había entre el precio de la hacienda y el de mostrador, que no había podido seguir el mayor nivel que aquélla había alcanzado desde fines de mayo.
Como lo venimos sosteniendo en nuestros análisis, le atribuimos a la debilidad de la demanda del consumidor, erosionado su poder adquisitivo por la inflación recalentada desde el otoño, el parate en la valorización del precio de la hacienda que se registraba a lo largo de este año.
Ahora que se retomó cierto equilibrio entre el precio de la hacienda y el de la carne al público, se puede esperar que los valores de aquélla sean más permeables al curso que siga la economía general, especialmente en materia de actividad económica, inflación y salarios reales. Lo que no constituye un pronóstico demasiado optimista.