Hace unos meses, el subsecretario de Ganadería de la Nación, Rodrigo Troncos, había adelantado a Bichos de Campo que se venían cambios en la tipificación de la hacienda y los parámetros para “medir” la calidad de la carne vacuna. En esa oportunidad, lo primero que llamó la atención es que iba a desaparecer la categoría “terneros” para identificar a los animales menores que fueran enviados al mercado.
El coordinador nacional de ganadería del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Aníbal Pordomingo, también participó activamente del plan para poner a andar estas modificaciones. Nos avisó que el nuevo sistema de tipificación comenzará a ponerse en marcha, en etapas, a partir del 1° de enero de 2019.
“En el nuevo sistema tiene más peso la edad medida por osificación o dentición. La categoría la pone el sexo y la edad, no el peso de la media res”, explicó el profesional del INTA.
Pordomingo consideró que con el nuevo sistema de clasificación ganadera se podrá evitar el castigo en el precio que sufren los animales de mayor kilaje, que a pesar de tener una excelente terminación actualmente no son bien valorizados por el mercado.
Por ejemplo, actualmente a una vaquillona que excede el límite de peso en la vieja tipificación, se la categoriza como “vaca” y en consecuencia pierde valor. “Es animal de excelente calidad, al que en la visión actual se le dice ‘vaca’ y se lo descalifica, pero no hay argumentos técnicos para esa segregación. Probablemente sea un animal que creció más rápido, mejor desarrollado y que quizás tenga una carne de mejor calidad”, explicó el técnico del INTA.
“El mundo califica a la carne por la calidad y no por la categoría que le da origen”, enfatizó Pordomingo.
En la nueva tipificación, entonces, habrá una primera categoría para los bovinos que tengan hasta 2 dientes, que además los diferenciará por su sexo. En ese caso serán nombrados como novillitos o vaquillonas.
Luego habrá otra categoría para los bovinos que tengan hasta 4 dientes, que serán novillos o vaca joven (a su vez sub-categorizados por peso como ‘livianos’ y ‘pesados’). Y finalmente habrá una tercera categoría para los ejemplares que tengan 6 dientes y que los establecerá como ‘toros’ o ‘vacas’.
Pordomingo explicó, por otra parte, que seguirá vigente la observación de exterior de las medias reses, aunque con algunas modificaciones en la nomenclatura, “porque en las plantas frigoríficas les gusta ver el dato que de presunción de rendimiento carnicero de la media res”.
Otro componente de la primera fase de aplicación de este plan es “la visión de engrasamiento externo, con esa presunción de que uno intuye el grado de infiltración”. Además, aparece el componente ‘contusiones’, que da cuenta de si la media proviene de un animal que tuvo problemas de maltrato. “No es lo mismo que (la carne) venga de un animal que fue golpeado que de otro que no lo fue”, explicó el coordinador ganadero.
Más adelante, según Pordomingo, deberá ponerse en marcha la segunda fase del nuevo sistema para clasificar comercialmente la carne vacuna, que se está terminando de definir y que esperan tener listo para mediados del año que viene.
“La fase 1 es una transición, pero lo que importa es llegar rápidamente a la fase 2, donde uno corta la carne y mira el área de bife, espesor de grasa. Entonces se puede observar el infiltrado, el OH de la carne”, indicó el profesional. Según esta visión, con esa información el productor puede saber qué está produciendo realmente, si está recriando animales de modo eficiente, o si en la terminación los bovinos desarrollan bien su musculatura. “Y el exportador va a poder saber si ese tipo de animal da con el calibre de cortes que piden los clientes extranjeros”, añadió Pordomingo.
Según el profesional, el nuevo sistema “genera elementos básico para la internacionalización del sistema” y enfatizó: “Si queremos un sistema comunicable con los de Australia o Estados Unidos, debemos tener mediciones similares”.