El gobierno de Escocia confirmó este jueves el hallazgo de un caso de encefalopatía espongiforme bovina (BSE), la enfermedad más conocida como “el mal de la vaca loca”. El rebrote del temible prion, más de 30 años después de los primeros casos, se registró en una granja en Aberdeenshire, en el noreste de Escocia.
Las autoridades sanitarias de Gran Bretaña descartaron de inmediato que exista riesgo para la salud humana, porque el animal enfermo no ingresó en la cadena alimentaria y se trata de un caso de “BSE clásico” que no representa una amenaza para las personas.
El ministro de Economía Rural escocés, Fergus Ewing, informó que se activó un plan de contingencia que incluye el establecimiento de una prohibición de movimiento de ganado en la granja afectada, así como la identificación y sacrificio de la descendencia de la vaca afectada.
El ejemplar enfermo, que pertenece a una explotación de la pequeña localidad de Huntly, se detectó como parte de las inspecciones rutinarias que se realizan a todos los animales mayores de cuatro años que mueren en las granjas.
“Si bien es importante enfatizar que este es un procedimiento estándar hasta que tengamos una comprensión clara del origen de la enfermedad, es una prueba más de que nuestro sistema de vigilancia para detectar este tipo de enfermedades está funcionando”, dijo Ewing.
Por su parte, la jefa de la Oficina Pública de Veterinaria, Sheila Voas, instó a “cualquier agricultor que tenga preocupaciones” sobre el posible contagio de sus animales a que “busque inmediatamente asesoramiento veterinario”, indicó la agencia de noticias EFE.
Este caso es el primero que se descubre en Escocia en diez años, aunque desde 2011 se han producido 16 episodios de esta enfermedad en el Reino Unido, el último de los cuales, en 2015, afectó a una granja de Carmarthenshire, en Gales.
Diagnosticada por primera vez en 1985 en el Reino Unido, la BSE es una patología degenerativa del sistema nervioso central de los bovinos que se caracteriza por la aparición de una serie de alteraciones en el comportamiento que concluyen con la muerte. Se puede trasmitir a los humanos dando lugar a una variedad del síndrome de Creutzfeldt-Jakob.