Norberto Bianchi lleva la ganadería en la sangre. Es la tercera generación de la familia dedicada a esa actividad aunque en los últimos años el ganado le cedió espacio en el campo a la agricultura.
Su establecimiento está en el oeste bonaerense, en Salliqueló, la capital nacional del novillo. Allí se produjeron históricamente los animales que hicieron tan famosa a la carne vacuna argentina.
Esa actividad resistió todo lo que pude el avance de la agricultura que se dio sobre las zonas en las que se recriaba y engordaba la hacienda y menos en las regiones criadoras donde los suelos tienen menos aptitudes para la producción de granos.
De tener una ganadería netamente pastoril, con la inclusión del maíz y la soja en sus planteos, y para no dejar de hacer novillos, los Bianchi armaron un feedlot y aprovecharon la apertura que se dio hace unos años de la cuota 481 para producir esas haciendas. Ese cupo que la Unión Europea le dio primero a Estados Unidos y luego abrió a otros países, permite el ingreso de carne procedente de animales terminados en los corrales sin que se pague ningún tipo de aranceles.
“Fuimos saliendo (de la ganadería solo pastoril) para el feedlot porque veíamos que era la única forma de compartir (el campo) con la agricultura. Entonces, la terminación la empezamos a hacer a corral y después yo empecé con Cuota 481”, contó el ganadero.
El esquema agrícola incluye la producción de girasol, maíz y soja y durante el invierno producen trigo que ayuda en el combate de las malezas.
La ganadería cedió terreno a la agricultura además porque las políticas durante la gestión kirchnerista desalentaron la producción de novillos para la exportación. “Venimos de 20 años de castigo, y entonces la gente fue dejando de hacer novillos porque no convenía”, dijo.
“La ‘mesa de los argentinos’ lamentablemente, voy a ser crudo en esto, nos perjudicó como productores, nos perjudicó muchísimo porque no nos pagaron los valores que nos tenían que pagar”, remarcó sobre aquellas políticas que restringieron las exportaciones de carne.
Más allá de la inclusión de la agricultura en su planteo “nos permite tener los huevos en diferentes canastas”, a Norberto Bianchi lo que le gusta es la ganadería: “A mí lo que me apasiona es andar atrás de los novillos mirándoles el traste para ver la gordura”.
Para llegar a esa terminación lo que hace es comprar terneros de 180 kilos, los recría a pasto hasta los 300 kilos y luego los lleva a su feedlot para sacarlos con kilajes de novillos de Cuota 481, un negocio que se le va complicando ya que los frigoríficos están produciendo cada vez más su propia materia prima para dicho cupo.
“Nos cuesta vender para esa cuota, porque las mismas empresas se dedican a hacer ese novillo y entonces queda poco cupo para los que los hacemos de forma independiente. Espero que se solucione para seguir haciendo esa categoría”, advirtió el productor, que de no lograrlo deberá apostar por terminar ganado más liviano para el consumo interno.
“Yo no quisiera hacer consumo otra vez porque la salida es hacer novillos pesados, pero si no te lo compran habrá que estudiar qué hacer, pero te diría que si tenemos que bajar a hacer consumo (novillitos o vaquillonas) va a ser mucho más complicado otra vez para el productor”, razonó.
A pesar de esto, Norberto mantiene la esperanza en la actividad ganadera: “Yo la veo con un futuro alentador; si estas políticas siguen me parece que los productores vamos a volver a hacer un poco más de ganadería, porque es un tema que muchos lo llevamos en la sangre y nos gusta hacer eso”.
FUENTE: Bichos de Campo
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