El XXV Congreso Anual Aapresid se realiza en simultáneo con el 7º Congreso Mundial de Agricultura de Conservación (7WCCA, por sus siglas en inglés), para impulsar juntos la estrategia productiva sustentable que crece en la región y darle trascendencia global. En la Sala Rizobacter del Metropolitano, se realizó el panel “Un abordaje científico de los alimentos transgénicos”. Allí participaron Adriana Castaño (Colombia), Martín Lema (Min. Agroindustria) y Gabriela Levitus (Argenbio) con la moderación de Alejandro Peteck (Aapresid).
Ante las preocupaciones y el interés que hay ante este tema, es importante poder comunicar lo que exista alrededor del mismo, sobre todo en lo referido a bioseguridad y regulatoria. Por eso, el primero en exponer en esta charla fue M. Lema, referente del Ministerio de Agroindustria de la Nación, quien hizo un repaso de cómo está regulado el proceso y los productos transgénicos. “Los productos alimenticios deben comprobarse ante el Estado para poder comercializarlo, hay dos etapas. La primera es experimental, donde se realizan distintos tipos de estudios al producto, y luego otra etapa de evaluaciones y comparativas. Una vez determinado esto se define si se autoriza o no la comercialización”, explicó el funcionario argentino.
En su discurso, Lema destacó que “Argentina fue de los primeros países en aplicar un marco regulatorio sobre productos transgénicos” y mencionó que el “Conabi es hoy un Centro de Referencia decretado por FAO”, que es algo así como un capacitador certificado internacionalmente para otros países que estén en proceso de realizar un marco regulatorio. Y para finalizar, comentó: “El uso de OGM es un gran aporte a la sustentabilidad, ya que está comprobado que permite mayor productividad intrínseca y surgen soluciones ‘in vivo’ al usar biotecnología”.
Desde Colombia llegó la bióloga Adriana Castaño que dedicó su exposición a analizar los mitos y verdades, las percepciones de la gente frente al uso de OMG y la situación de etiquetado en los productos en distintos países. “Lo primero que debemos decir es que hoy existen muchos movimientos de personas que se presentan en contra del uso de alimentos transgénicos. Así la gente elige luego en las góndolas los productos según sus etiquetas: si son o no productos con OMG. Hubo un boom con este tema. Por ejemplo en Bolivia, a fin de año se empezará a aplicar el regulatorio que es muy restrictivo para este tipo de alimentos, se deberá rotular todo”, describió.
El etiquetado, al menos hasta el momento, puede ser de manera voluntaria u obligatoria, dependiendo del país. “En Perú por ejemplo aún no hay reglamentación. Aquí en Argentina existe la normativa pero no es tema tabú porque consideran que un alimento con OMG o sin él es lo mismo. Pero es importante aclarar que el producto transgénico tiene una serie de costos, evaluaciones, trazabilidad, análisis y depende del precio de los granos que el producto final a la venta sea o no más caro”, explicó Castaño y aclaró: “Pero los consumidores serán los que paguen todas las certificaciones”.
Por último, la bióloga Gabriela Levitus (directora ejecutiva de ArgenBio) compartió algunas reflexiones sobre el uso de la biotecnología y la percepción de la gente: “Ante algunos estudios internacionales demostró que en Estados Unidos, por ejemplo, la población no está en contra del consumo de OGM a lo largo de los años pero además no tienen mucho conocimiento. En Europa, el caso citó si había debate, los resultados arrojaron que más de la mitad estaba en contra pero luego que muchos de ellos desconocían de qué hablaban. En Argentina no hay datos, después de 20 años de transgénicos, hay varias posturas pero no es tema que preocupe”.
La bióloga argentina también señaló: “El debate ante el consumo de alimentos transgénicos tiene contradicciones porque según estudios, los científicos nos dicen que hace bien consumirlos pero la gente aún presenta cierta resistencia. El desafío de quienes estamos en tema es comunicar con todo lo que ello conlleva para poder educar a las personas porque los riesgos que corremos si no lo hacemos es llevar desconocimiento del desarrollo sostenible que existe ante el avanzado uso de las nuevas tecnologías”.