Siguen las repercusiones sobre el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. En este caso, el especialista en mercados internacionales y agroalimentos, Claudio Sabsay, dialogó con Radio Campo sobre los alcances de esta novedad. “Lo que se anunció es sencillamente la firma de un acuerdo que todavía tendrá que ser largamente trabajado”, dijo.
En ese sentido, adelantó que tendrán que aprobarlo -además de los congresos y parlamentos de todos los países de la UE y del Mercosur-, en el parlamento europeo, y hay algunos eurodiputados que adelantaron que no lo aprobarán.
Así, menciona que ha habido muchas opiniones y comentarios tras el anunció político que se hizo. Pero remarca que se anticipan a todo el tiempo de trabajo, debate y negociaciones de la letra chica que falta. Un ejemplo, explica, es que dentro de este acuerdo se habla de una cantidad de liberación de aranceles de un lado y del otro, pero no se menciona aún dentro del Mercosur, cuando además de los aranceles que se van eliminando hay un montón de productos sensibles que van a tener cuotas, como por ejemplo la carne, pollos, y otros.
¿Cómo va a ser la discusión entre los países del Mercosur para distribuir estas cuotas que la UE le ofrece al bloque?, se pregunta. Ahí, adelanta, habrá un largo debate, porque hay criterios que pueden beneficiar a uno o a otro lado, o incluso a un tercero.
“Muchas industrias corren riesgo”, advierte, y menciona que en los primeros cinco años del acuerdo lo mencionado para el agro son todos productos primarios, y en el mejor de los casos insumos intermedios. “Pero prácticamente no hay productos procesados, que tienen una restricción arancelaria que sube a medida que crece el agregado de valor”, comenta.
En esa línea, sostiene que se ha querido anunciar como grandes logros algunas cuestiones que generan dudas, y vuelve a mencionar el ejemplo de la carne, de la que se habló por una cuota de 99 mil toneladas con una tasa arancelaria muy baja de 7,5%. “Eso es cierto, pero esconde que esa cantidad incluye grasa y hueso, y cuando eso se saca el número sólo llega a 67 mil toneladas”.
También ocurre algo similar con la denominación en origen, que afectará a la industria láctea. “Será una gran perdedora”, dice, porque por ejemplo los quesos que tienen nombres como “muzzarella” o “roquefort” no podrán usar más esas denominaciones y el cambio será enorme.