Será uno de los temas que se abordará en el Congreso Aapresid de agosto. Un experto brasileño en modelos integrados agrícola-ganaderos relata cuáles son los «superpoderes» que necesita un agrónomo para ayudar a este proceso.
En la producción agropecuaria mundial, hay una suerte de “lucha” por el uso de la tierra que viene desde los inicios de la humanidad.
“El conflicto entre la agricultura y la ganadería no es reciente. El enfrentamiento que terminó en el que se conoce como el primer asesinato de la historia de la Humanidad tuvo como protagonistas a un agricultor y a un criador de ovejas, los hermanos Caín y Abel”, grafica la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid).
El desafío, en este contexto, sigue siendo cómo profundizar la integración de estas dos actividades, de manera de aportar a la “revolución verde” que se está impulsando a nivel mundial para una producción más sustentable, acabando con el proceso en que agricultura y ganadería se separaron e incluso alejaron geográficamente.
De este tema hablará Paulo Carvalho, especialista en modelos integrados agrícola-ganaderos de la Universidad Federal de Rio Grande Do Sul (Brasil), durante el XXXII Congreso Aapresid edición Amarok VW con la fuerza de Expoagro.
Los Sistemas integrados serán uno de los 9 ejes del próximo Congreso, donde se abordará la integración en sentido amplio, no sólo entre agricultura y ganadería, compartiendo experiencias reales del país y del mundo que ponen a la integración como eje de la diversificación y sustentabilidad.
AGRICULTURA Y GANADERÍA INTEGRADAS
Según Carvalho, la especialización y la simplificación de los sistemas ha generado pérdidas en la diversidad, empobrecimiento y pérdida de salud de los suelos, y grandes ineficiencias, especialmente, en lo que respecta al manejo de nutrientes como el nitrógeno y el fósforo.
“En los 60’, de cada kilo de N que se aplicaba en el mundo se aprovechaba un 80%, hoy se aprovecha menos del 25%, el resto se pierde y se traduce en polución”, afirma el especialista.
Por eso, señala que es necesario evolucionar a modelos más complejos, que restauren los ciclos naturales de recursos y mejoren la salud del suelo.
“No hay muchos caminos distintos de la integración para lograr esto de forma rentable. Esa restauración no es solo necesaria desde lo ambiental, sino también desde lo económico, porque la pérdida de suelos impacta a los productores en sus costos, en sus rendimientos”, agrega.
Pero, ¿por dónde empezar? Según Carvalho son varios los frentes a abordar, ya que la especialización no solo se ve en los lotes, sino en todo las áreas de la actividad, incluida la académica, la investigación y hasta el mundo de los agronegocios.
“Todo está compartimentalizado. En Brasil, menos del 20% de las facultades de Agronomía tienen propuestas de disciplinas de integración. En los negocios, quienes venden productos agrícolas no trabajan con insumos ganaderos y viceversa”, advierte Carvalho.
CÓMO “EMPUJAR” LA INTEGRACIÓN AGRÍCOLA-GANADERA
Para el experto, son necesarios dos enfoques para abordar este problema: de arriba hacia abajo, con políticas y apoyo institucional; y de abajo hacia arriba, es decir, con productores y asesores traccionando la transición desde el campo.
Un ejemplo del primer enfoque viene de Brasil, donde en 2010 el Gobierno declaró que los sistemas integrados son de interés nacional, por su conexión con la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero y la sustentabilidad.
“Cuando la estrategia se constituye en un interés político, se facilita la asignación de recursos para fomentar su adopción: acceso a créditos para invertir en modelos integrados, facilidades impositivas, etc”, explica Carvalho.
Y completa: “Esto se traduce en que hoy Brasil cuente con alrededor de 18 millones de hectáreas de sistemas integrados, y cada año la cifra crece 1 millón más”.
Sin embargo, en ese país, esto fue posible también porque, además se dio un impulso desde abajo, a través de una creciente comunidad de productores y asesores interesados en transicionar hacia modelos integrados y que se capacitan y se forman para lograrlo.
EL DESAFÍO DE LA CAPACITACIÓN
En este marco, para Carvalho existe otro gran desafío: el de contar con asesores o técnicos extensionistas con un perfil más generalista, y menos especializado.
“Los asesores y extensionistas capaces de desarrollar, planificar y manejar sistemas agrícola-ganaderos verdaderamente integrados, deben tener el perfil de un ‘superhéroe’”, expresa.
Y enumera cuáles son los “superpoderes” que deben tener:
1) “Súper Visión”
El asesor ideal debe poseer una visión técnica sistémica, comprendiendo tanto la agricultura como la ganadería.
En conexión continua con la Academia, debería conocer un poco de todos los compartimentos del sistema de producción. Esto es, en el caso de los Agrónomos, profesionales que no solo sepan de plantas y de suelos, sino también de ganadería, y que a su vez puedan incorporar ambas actividades y sus efectos a la toma de decisiones.
Por ejemplo, definir cómo y hasta cuando pastorear un lote equilibrando aspectos y objetivos de calidad del forraje y ganancia de peso de los animales, así como de remanentes y efectos sobre el suelo que puedan condicionar un cultivo agrícola posterior.
2) “Súper Coordinación”
Desarrollar al máximo las habilidades operacionales. Debe ser capaz de cocrear soluciones con los productores, ya que en cada establecimiento se presentan situaciones completamente distintas.
“Si bien los principios de diversidad, ciclaje de nutrientes y protección del suelo son los mismos en cualquier sistema integrado, las combinaciones son casi infinitas”, explica.
En esa línea, el especialista destaca el rol del productor como protagonista en el desarrollo de modelos superadores.
Además debe atender la parte económica, porque las decisiones en lo ganadero y lo agrícola impactan directamente sobre el “flujo de caja” de la actividad complementaria; y ni que hablar de la parte familiar, donde dentro de las empresas pueden jugar pujas, intereses o pasiones entre los “bandos” ganadero y agrícola.
3) “Súper empatía”
Las habilidades denominada “blandas” no se pueden soslayar: tiene que tener capacidad para charlar con las personas, ayudar a los productores a adaptarse a nuevas prácticas, facilitando la colaboración entre productores agrícolas y ganaderos, promoviendo beneficios mutuos y superando percepciones iniciales de competencia.
“Es un técnico que trabaja con la finca y no con una operación dentro de la finca”, comenta Paulo.
HERRAMIENTAS DE GESTIÓN
Por último, Carvalho se refiere a las herramientas de gestión como otro gran desafío para la integración, y donde la falta de dispositivos que contemplen lo agrícola y lo ganadero refleja la especialización histórica.
En este sentido, menciona el SIPAGame, una herramienta desarrollada en Brasil para ayudar a los productores a comprender las consecuencias de diferentes combinaciones de cultivos y ganadería en términos de producción y rentabilidad, en el corto y mediano plazo.
“Sin embargo, hay una necesidad urgente de más herramientas que aborden la visión sistémica, desde el control de malezas hasta la interpretación de la salud del suelo”, agrega.
Fuente: www.infocampo.com.ar
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