Según los más recientes estudios el 80% del trigo de la región núcleo se encuentra en estado entre bueno y muy bueno. Sin embargo el impacto de las condiciones meteorológicas de las últimas semanas podría favorecer la proliferación de enfermedades que hagan mermar el volumen final.
Además de la constante preocupación por la incidencia que puedan tener nuevas lluvias en una región ya castigada por los excesos hídricos, hoy son las enfermedades del trigo las que están marcando el ritmo final de la campaña triguera. Distintas variedades del cereal están presentando serios problemas por presencia del complejo de royas (se han observado roya anaranjada, estriada y mancha amarilla), obligando a repetir las aplicaciones de fungicidas mezclas de estrobirulinas y triazoles.
El último relevamiento de la cooperativa AFA señala que el trigo en la zona agrícola núcleo (sur de Santa Fe, sudeste de Córdoba y el norte de Buenos Aires) presenta en más de un 80% un estado de bueno a muy bueno: 26% bueno, 60% muy bueno, 13% excelente y 1% regular. En cuanto al estado fenológico del cereal, va desde Z49 (espiga embuchada) a Z83 (inicio de grano pastoso) dependiendo del ciclo y de la fecha de siembra.
El informe indica que ya se trataron cultivos con roya en la región de Márcos Juárez, mientras que en Bell Ville “se están haciendo aplicaciones de fungicidas mezclas en aquellos lotes donde no se aplicó tempranamente” y en Godeken, debido a controles tardíos, se encontraron lotes afectados por enfermedades (septoria además de roya) y “se están haciendo las segundas aplicaciones de fungicidas en la mayoría de los lotes con mezclas de estrobirulinas y triazoles”. En Totoras se observó la presencia de chinches y pulgones, pero sin que ameritara el uso de insecticidas, y sólo un 40% de los lotes requirió una segunda aplicación de fungicidas. El trabajo de AFA señala que en las últimas dos semanas en general apareció mucha roya anaranjada y mancha amarilla, así como también de oídio, aunque quedó sobre las hojas inferiores.
Según un informe de técnicos de Dupont, “la combinación de condiciones ambientales favorables sumadas al uso de variedades de trigo susceptibles a la enfermedad y a la aparición de nuevas razas llevó a que zonas como el sur de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y norte de Buenos Aires presenten presión de enfermedades que requieran ser controladas mediante métodos químicos”. De los tres tipos de royas que más frecuentemente afectan al trigo, la amarilla (Puccinia striiformis ) requiere temperaturas más bajas para su aparición -entre 12 y 18 grados- y por lo menos tres horas de mojado, para lo que basta la humedad del rocío nocturno; la roya anaranjada (Puccinia triticina) necesita entre 16 a 20°C y unas 10 horas de mojado, mientras que roya negra o del tallo (Puccinia graminis) necesita unos 18 a 22°C y condiciones similares de humedad.
Informes de las Bolsas
El informe semanal del Sistema de Estimaciones Agrícolas (SEA) que difunden la Bolsa de Comercio de Santa Fe y el Ministerio de la Producción señala que, particularmente para el centro de Santa Fe, la última semana fue favorable para la recuperación de las distintas zonas y cultivos afectados por los lluvias y la mayor cantidad de horas sol favoreció el escurrimiento superficial de los excedentes hídricos. Sólo en los departamentos del norte de la provincia se registró inestabilidad y algunas lluvias leves. De acuerdo al trabajo, la condición sanitaria de los cultivos implantados es buena, aunque las tareas de seguimiento y monitoreo cobraron mayor intensidad en los trigos gracias a la aparición de fusariosis. Para la región centro de Santa Fe, el informe señala que los cultivares presentaron estados de bueno a muy buenos en un 75 %, con algunos lotes excelentes, un 20 % bueno y el 5 % restante regular.
En Entre Ríos, según estimaciones de la Bolsa de Cereales provincial a través de su Sistema de Información Agrícola (Siber), se detalla que el 23% presenta una condición muy buena, 57%, buena, 18%, regular y el 2% restante mala. En el mismo sentido que los informes anteriores, se destaca que durante esta campaña el clima “ha sido propicio para el desarrollo de enfermedades” con lotes “con baja densidad de plantas por hectáreas” gracias a “excesos hídricos al momento de la siembra”. Los principales problemas registrados tienen que ver con “fechas de siembras muy tardías, escaso desarrollo de las plantas, variedades muy susceptibles al ataque de hongos y problemas de anegamiento que ocasionó baja densidad de plantas”. El trabajo del Siber destaca que la mayoría de los productores debieron aplicar fungicidas y que en algunos casos se evalúa incluso una segunda aplicación. También se destaca que el mal estado de los caminos podría dificultar el tratamiento de los cultivos.