La presencia de algas en el agua de bebida, especialmente en fuentes de agua de origen superficial, le confiere al agua un color verdoso. Estas algas, pertenecientes al grupo de las cianobacterias, producen toxinas que pueden producir desórdenes en la salud de los seres vivos (humanos y animales), incluso llegar hasta la muerte.
Este tipo de microorganismos (uní o multicelulares) habitan en aguas estancadas o reservorios ricos en nutrientes. Normalmente se dicen algas (azules o verdes) pero son en realidad bacterias que producen muy mal olor y sabor junto con la producción de toxinas, potencialmente mortales, por ingestión o contacto con aguas contaminadas.
Cuando el agua contiene alta concentración de nutrientes favorece al desarrollo de algas y cianobacterias, en especial durante el verano y en regiones templadas y templadas-cálidas con temperaturas medias entre 18 y 25°C.
Los síntomas que presentan son de tipo nervioso, temblores, inestabilidad, diarreas sanguinolentas y muerte en casos extremos (consumo de agua con alta concentración de ácido cianhídrico). Se caracterizan por:
- Sabor y olor: algunas algas producen olor a pescado, tierra o pasto, entre otros.
- Color: las algas clorófitas producen un color verde-azulado en el agua y la oscilatoria rubens un color rojo.
- Toxicidad: Algunos tipos de algas verde-azuladas, actualmente denominadas cyanobacterias, causan disturbios gastrointestinales muy serios en los seres vivos (humanos y animales) por la producción de ácido cianhídrico.
- Corrosión: las algas del género oscilatoria producen corrosión en las piezas o tubos de concreto armado, en los tubos de acero expuestos a la luz y obstrucción de filtros.
- Alteración del pH: debido al consumo de CO2 precipita el CaCO3, «aumentado el pH».
El viento puede hacer que las cianobacterias y sus toxinas se concentren en la superficie del agua. Como productos alguicidas se recomiendan el sulfato de cobre, el cloro o una combinación de ambos, entre otros.
Alguicidas
La identificación positiva de las cianobacterias no es sencilla y requiere un entrenamiento en el microscopio. Sin embargo, hay algunos signos que hacen sospechar su presencia como la presencia de una capa de limo en la superficie, similar a una capa de pintura verdeazulada o amarronada.
Entre los diferentes controles químicos, se destaca la aplicación del sulfato de cobre pentahidratado que se debe aplicar a los pozos o reservorios de agua a razón de 1 g/m3.
Este producto se debería usar con cuidado porque también mata al zooplancton que consumen a las algas y, además, es tóxico para los peces.
Para reducir los efectos dañinos recién citados se puede disminuir la dosis a la mitad (0.5 g/m3). Posterior al tratamiento químico, el agua no se puede consumir hasta dos semanas de realizado el mismo.
En resumen, las algas y cianobacterias son normales en la mayoría de los tanques australianos u otros sitios de reserva de agua (bebederos, tanques, etc.) que están en contacto con el sol y el aire y que, por un motivo u otro, no tienen la limpieza periódica que se recomienda. De los cuidados que se realicen en estos reservorios de agua dependerá la salud y producción, tanto de los animales como de los seres humanos.
El autor es doctor en Ciencias Veterinarias especializado en Nutrición Animal de INTA Bordenave. Centro Regional Buenos Aires Sur (CERBAS). afmayer56@yahoo.com.ar
Fuente: lanacion