Mientras en China se reanuda lentamente la actividad económica, pero el resto del mundo aparece cada vez más complicado por el coronavirus, en la Argentina se destina más carne al mercado interno y menos a la exportación.
Este proceso es muy lento y todavía las ventas al exterior siguen cayendo, por lo que el cambio de paradigma todavía no se ha expresado plenamente en los precios del ganado.
Ayuda a que el cambio -por ahora- sea poco agresivo, la restricción estacional de oferta de ganados livianos provenientes del engorde a corral, categorías que tienen un efecto indicativo sobre todo el mercado. El comportamiento de los precios de las diferentes categorías (vaca gorda, conserva, novillitos, terneros y vaquillonas, novillo pesado) es de todas maneras desigual.
Ránking
Según datos del USDA, en el año 2005 nuestro país ocupaba el tercer puesto en el ránking mundial de exportadores de carne vacuna, con 754 mil toneladas embarcadas (10,3% del mercado internacional), siendo superado sólo por Brasil (1,85 millones de toneladas) y Australia (1,4 millones de toneladas).
En el año 2015, o sea diez años después, Argentina exportaba sólo 230 mil toneladas, retrocediendo al puesto número doce en el ránking mundial.
En el año 2019, con 840 mil toneladas embarcadas, nuestro país ocupó el quinto puesto entre los principales exportadores, superando a Paraguay (320 mil toneladas), Uruguay (470 mil toneladas), Nueva Zelandia (650 mil toneladas) y la Unión Europea (370 mil toneladas).
Mientras que nosotros exportamos un 5% más que catorce años atrás, los embarques de Estados Unidos han aumentado desde entonces un 367%, los de la India un 175%, Brasil un 20% y Autralia un 13%.
Considerando que el mercado mundial, según el USDA, ha pasado de 7,3 a 11,0 millones de toneladas, la participación argentina se ha reducido del 10,3% al 7,6% del total.
Internacional
A raíz del enorme volumen de carne que ha pasado a demandar China, que sería del orden de las 3,5 millones de toneladas anuales, sumando las importaciones legales y el contrabando, consultoras y organismos internacionales tratan de estimar hoy qué países están en condiciones en el futuro de aportar volúmenes de importación al mercado internacional, considerándose que los dos países que están en mejores condiciones -como ya se probó en el 2019- de aumentar sus exportaciones de manera considerable son Brasil y Argentina.
La India, que hace cinco años llegó a ser el primer exportador mundial (con carne de búfalo), ha retrocedido continuamente desde entonces, y tiene serias limitaciones en sus ventas (limitadas hoy a sus vecinos asiáticos), derivadas de la baja calidad de sus productos y de la gran cantidad de enfermedades que prevalecen en su rodeo vacuno y bubalino.
La India, fuera del mercado regional asiático, y gran parte vía contrabando, no está en condiciones, por su status sanitario, de acceder a ninguno de los mercados internacionales de valor.
Australia, ha perdido un porcentaje importante de su stock ganadero a causa de la seca, y al menos en el corto y mediano plazo, experimentará una caída del saldo exportable anual (15-20%). El cambio climático está afectando a Australia como a ninguno de los otros exportadores.
Estados Unidos está llamado a ocupar una posición importante a la hora de colocar cortes enfriados de alto precio, con abundante marmoreado, cortes muy demandados por el mercado asiático, pero es mucho menos competitivo cuando la demanda -como es el caso de China- se concentra en cortes baratos y magros. En este rubro, los Estados Unidos son deficitarios y debe importar enormes volúmenes anualmente de carne tipo manufactura de Australia y Nueva Zelandia, la misma que demanda China.
En el caso del Uruguay, que se puede hacer extensivo a Nueva Zelandia, se considera que por el tamaño de sus rodeos y por la improbable expansión de los mismos en los próximos años, exportarán en el corto y mediano plazo volúmenes muy similares a los actuales.
En cuanto a la Argentina, que terminó el año 2019 (último trimestre) embarcando el equivalente a un millón de toneladas anuales, también estaría próxima a un techo, a juicio de varios analistas y organismos internacionales. La limitación más seria, estaría dada por la falta de novillos -se mata la mitad que hace quince años- y por la errática e imprevisible política ganadera.
Un consultor internacional, que pasó por Buenos Aires hace unas semanas, y que vino a nuestro país buscando explicaciones para el inesperado boom exportador argentino del 2018-2019, declaró que de recuperarse la demanda china, y considerando una producción de carne de 3,1 millones de toneladas anuales, se podrían exportar un millón de toneladas anuales, y consumiéndose localmente 2,1 millones de toneladas, unos 47 kilos per cápita anuales.
“Argentina tiene hoy una formidable producción de sustitutos, tanto de pollo como de cerdo, que hace quince años no tenía. Está en condiciones de exportar un millón de toneladas anuales de manera sustentable”.
FUENTE: Ignacio Iriarte – Informe Ganadero