En el noreste de Entre Ríos, la industria de jugos y concentrados genera unas 50.000 toneladas de bagazo de cítricos al año. “Este residuo es un problema para las plantas procesadoras, debido a que se acumula al aire libre en los alrededores de las instalaciones”, señaló Walter Mancuso, especialista en producción animal del INTA Paraná.
Ante esta problemática, el INTA y la Escuela Agrotécnica “Las Delicias” de la zona, analizaron el bagazo y determinaron que, por su alto valor energético, puede incorporarse como alternativa forrajera.
“Además del alto porcentaje de agua, el bagazo posee carbohidratos solubles (azúcares simples) y estructurales (hemicelulosas, celulosas y pectinas), que son fácilmente digeribles por los animales”, expresó Mancuso.
Las características nutricionales lo ubican como un forraje suculento (14 a 25 % de materia seca), energético, de alta digestibilidad en rumen, con escaso aporte proteico, algún contenido de fibra de alta degradabilidad y rico en calcio y vitaminas.
La aceptabilidad de los animales varía según el tipo de cítrico, siendo preferido el bagazo de limón, seguido por pomelo, naranja y, por último, mandarina.
Recomendado para alimentación de novillos y engorde de vacas de descarte, “su uso permite resolver faltantes estacionales o momentáneas de forrajes voluminosos de calidad”, indicó el especialista quien aseguró que “su aporte en hidratos de carbono y fibras rápidamente digeribles lo convierten en un complemento ideal para pasturas de leguminosas o verdeos tiernos”.
De todos modos, Mancuso advirtió que es necesario considerar las dificultades que implica su alto contenido de agua, tanto por el costo del traslado como para el manejo dentro del establecimiento, su almacenamiento y entrega a los animales.