La tecnología es una de las claves de supervivencia de la agricultura en el futuro, combatiendo, en paralelo, la progresiva y veloz pérdida de superficie cultivable
La transformación digital en la agricultura está siendo una realidad y cada vez más productores se suman a la era digital para ser más eficientes, rentables y sostenibles en un mercado altamente competitivo.
El concepto «smart agro» es consecuencia de la irrupción de las «Tecnologías de la Información y la Comunicación» (TIC): una revolución digital que trae consigo una transformación de la industria agroalimentaria, agrícola y ganadera, entre otras.
La tecnología es una de las claves de supervivencia de la agricultura en el futuro, combatiendo, en paralelo, la progresiva y veloz pérdida de superficie cultivable.
«La agricultura de precisión ha llegado al campo para quedarse: la recopilación e identificación de datos es, sin duda, una herramienta indispensable para la trazabilidad, el impacto medioambiental y la optimización de los recursos. El uso combinado de robótica, geoposicionamiento y análisis Big Data, permite alcanzar mejores rendimientos y eficiencia de los cultivos, aplicando la optimización del uso de agua, fertilizantes y fitosanitarios», explicó Laura Vanmorlegan, directora comercial de Campo Preciso, empresa argentina fabricante de tecnologías de precisión para el agro, que desarrolla soluciones de automatización y telemetría para aumentar la eficiencia y trazabilidad del trabajo.
Tractores autónomos y «smart»
Así como los automóviles autónomos ya son una realidad, también hay tractores en esa línea. En apariencia, iguales a cualquier otro pero equipados con un sistema de autoguiado GPS que automatiza el manejo del volante. A partir de un mapa digital del lote, el vehículo fumiga, fertiliza o siembra solo en las zonas donde es necesario, ajustando las dosis. El tractorista se limita a supervisar la programación en pantalla.
«Nuestros ‘pilotos automáticos’ se conectan con el tractor y su inteligencia artificial aprende de la dinámica de movimiento de la maquinaria, permitiendo que el manejo autónomo sea cada vez más eficiente», detalló Vanmorlegan.
«A su vez, también se conectan a estaciones meteorológicas locales y a servicios de pronóstico climático, para informarle al tractorista si las condiciones climáticas son adecuadas para realizar el trabajo. Y, mientras se está realizando el labor, los parámetros ambientales del momento quedan almacenados, brindando reportes del trabajo mucho más detallados y mayor trazabilidad, facilitando la toma de decisiones».
Uno de los grandes problemas que sufren los productores son los desperfectos que puedan experimentar repentinamente sus máquinas, quedando inactivas por tiempo indeterminado y generando pérdidas de dinero.
«Nuestras consolas pueden conectarse con la maquinaria y obtener información del estado del motor, hidráulica y tanque. También reciben información de los sensores ubicados en la maquinaria, conociendo la intensidad de los movimientos y frecuencia con la que opera. De esta forma, puede alertar al tractorista y a la concesionaria si es momento de realizar un mantenimiento preventivo a la maquinaria«, indicó Vanmorlegan.
Aplicación responsable de fitosanitarios
Los productos fitosanitarios no son inocuos, deben ser utilizados de manera responsable y solamente para lo que fueron creados: proteger los cultivos de plagas, malezas y enfermedades para poder producir alimentos en cantidad y calidad.
El desafío se encuentra en aplicar la cantidad justa y necesaria, únicamente en las zonas que lo requieran.
«Hoy es posible detectar qué cantidad de malezas existen en distintas partes de un campo, a través de imágenes satelitales o tomadas por drones. A partir de estos ‘mapas de malezas’, nuestro sistema de pulverización selectiva le indica de manera automática a la fumigadora dónde tiene que aplicar el agroquímico y dónde no, y solo lo aplica en la dosis necesaria para ese lugar», puntualizó Vanmorlegan.