Los fabricantes de maquinaria agrícola de la provincia de Santa Fe sabían que producían fierros de altísima calidad y no se conformaban sólo con el mercado local, querían exportar pero no era tarea sencilla. A la par, el Gobierno provincial buscaba fomentar su industria y a este círculo virtuoso se le sumaban técnicos que bien saben obtener los máximos rendimientos agrícolas.
Las ganas, la estrategia, el conocimiento y toda la vocación de trabajo argentino desembarcó de esta manera en África Subsaharina con un claro objetivo: venderle maquinaria a una región con mucho potencial productivo, y si, lo lograron y ahora van por mucho más.
“Este es un trabajo de muchos años, en 2007 comenzamos a estudiar el mercado, en 2010 hicimos la primera avanzada, es decir el desembarco de los técnicos locales que le explicaron a los productores africanos como producir granos más eficientemente y en 2011 concretamos el primer negocio”, explica Carlos Braga, presidente Agencia Santafesina de Inversiones y Comercio Internacional.
Las instituciones que participaron en el emprendimiento fueron el INTA, la Embajada Argentina en Sudafrica, Cancillería, la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola, la Fundación Cideter, el Gobierno de Santa Fe a
través de la Agencia Santa Fe Global, la Agencia Procordoba y la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (AAIC).
En una primera instancia, los extensionistas del INTA desembarcaron en Sudáfrica con el claro objetivo de hacer más eficiente su agricultura y enseñarles a los productores de esas latitudes los secretos de la siembra directa, aplicación de fitosanitarios, manejo y embolsado de granos.
En poco tiempo el trabajo dio sus frutos porque se lograron incrementar los rindes de maíz en un 30% y de soja 15% con la implementación de la siembra directa, además según detallaron los técnicos se sumaron otros beneficios como un ahorro del 46% en el consumo de combustibles, del 40% en lubricantes y por supuesto menos horas hombre en el campo versus la labranza convencional.
“Básicamente vendimos un paquete de tecnología y conocimiento, nuestra marca País como productores de granos y a partir de ahí las firmas argentinas pudieron exportar distintos productos desde embolsadoras de granos, tolvas, cabezales y sembradoras. Esta primera experiencia fue realmente maravillosa y ahora estamos en el segundo tramo, creemos que todavía tenemos mucho más mercado por seguir ganando”, adelanta Braga.
Según las estadísticas, en poco menos de dos años las ventas de sembradoras a este destino crecieron el 218% y las exportaciones totales, el 89%.
“El mercado de sembradoras sudafricano es de alrededor de 500 unidades al año, pero se estima que ese número se puede ampliar hasta 4 o 5 veces. Este desembarco argentino es clave porque todavía hay mucho por crecer en este destino y lo fundamental es que ya tenemos una presencia consolidada. Incluso, por ejemplo hay firmas de inoculantes de capitales nacionales que tienen más del 50% del market share en este destino y esto es producto del derrame que se produjo con la introducción del konow how argentino”, cuenta Braga.
Así es que con la concreción del primer tramo de este proyecto a tres años que arrancó en dos campos experimentales donde se trabajó con máquinas argentinas y contó con el asesoramiento de técnicos argentinos y sudafricanos, está en marcha la segunda etapa que espera tener todavía más éxito.
Ahora se suma una característica y es que la industria de maquinaria agrícola está experimentando un muy buen momento con la recuperación del mercado interno, lo que le brinda mayor espalda financiera para salir a conquistar nuevos mercados, incluso a abastecer en tiempo y forma a sus compradores del exterior.
En este contexto las distintas instituciones que participan de este emprendimiento están impulsado el lanzamiento de una línea de crédito financiada por el Banco Nación y el Banco Bice destinada a los compradores sudafricanos.
“Estamos trabajando para cerrar una acuerdo con un banco sudafricano que sea el que descuente la operación allá y de esta manera podríamos vender maquinaria con financiamiento a largo plazo, de esta manera nos aseguramos no sólo que nuestros productos sean bien recibidos allá, sino que además les convenga económicamente y así vender más”, se ilusiona Braga, uno de los impulsores de este proyecto que hoy ya es una realidad.
Pero no todo se termina aquí porque con el caso probado de éxito de la exportación de maquinaria a Sudáfrica parte del mismo grupo de trabajo está impulsando la venta de equipos para la producción láctea a Centroamérica.
En este caso particular el asesoramiento técnico también es de la mano del INTA, que por ejemplo está trabajando en países como Ecuador, Perú y Colombia, entre otros. En cada uno de estos potenciales mercados se hizo un trabajo a campo para identificar fortalezas y debilidades.
“Por supuesto, tal como ocurrió con la agricultura en Sudáfrica, nuestro conocimiento se tiene que adaptar al clima, suelo y demás cuestiones productivas de cada región, pero respecto a la lechería entendemos que hay también un gran potencial de crecimiento. A pesar de que hoy este sector argentino enfrenta serias dificultades financieras, no se puede negar su eficiencia y buenas prácticas productivas, eso es lo que transmitimos a estos mercados. A partir de ahí podríamos exportar equipamiento para la industria tambera y láctea, rubro muy desarrollado en nuestro país”, cierra Braga, quien muestra a las claras que lo de “Supermercado del mundo” puede quedar chico si los sectores públicos y privados trabajan con un objetivo común y definido. Sólo hace falta determinación, voluntad y acción.