Tras la implementación del dólar soja para incentivar que los productores liquiden la cosecha y así generar ingresos de divisas, el Gobierno nacional destacó la medida. A pesar de las críticas de los sectores concentrados del campo, el oficialismo celebró la llegada de más 2.000 millones de dólares.
Al respecto, el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Juan José Bahillo, resaltó el Programa de Incremento Exportador que establece un cambio diferencial de $200 por dólar para el complejo sojero. De hecho, hasta el momento permitió la comercialización de 4,6 millones de toneladas de soja y un ingreso de divisas al país de más de 2.000 millones de dólares.
El funcionario sustovo que “los productores y las productoras recibieran un precio promedio de casi un 40% mayor que el que percibían el 31 de agosto, lo que equivale prácticamente a una reducción a cero de los derechos de exportación” lo cual “motivó a que se aceleraran las ventas”.
“En tan solo una semana desde que el ministro Sergio Massa anunció el programa de incremento exportador, los datos muestran de forma contundente el éxito de las medidas, que lograron un histórico récord de venta de soja”, añadió
En ese sentido, a través de Twitter, manifestó que “las medidas brindaron un marco de previsibilidad que les permitió a los productores y las productoras acordar sus ventas fijando valores bajo la modalidad de precio hecho”.
Asimismo, agregó que las medidas «permitieron que en una semana se comercialicen 4,6 millones de toneladas de soja, lo que se traduce en un ingreso de divisas para el país de más de 2.000 millones de dólares”.
Días atrás, desde la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) manifestaron que «se trata de una medida cortoplacista y temporal». Asimismo, señalaron que «la temporalidad de la medida no soluciona el profundo daño que produce la brecha cambiaria en la actualidad al sector en su conjunto».
«Los incentivos de liquidación en un tiempo determinado, cómo el que promueve el gobierno, fuerzan un readecuamiento de los valores de sustitutos de la soja en alimentación animal que impactan en producciones intensivas y semi intensivas», añadieron.
Además, resaltaron que «la confianza se construye con tiempo, no se proclama. El productor agropecuario descree de las intenciones y propósitos de un gobierno que tiene como único fin recaudar para poder ordenar desajustes macroeconomicos, sin pensar en el desarrollo y crecimiento del sector».
«La medida debe contar con el acuerdo y el consenso de quienes tienen que efectivizarla, es decir con las entidades que representan a los productores, que son los protagonistas, y no con los intermediarios», aseguraron.