Hace dos años, terneros recién destetados ingresaron a campos del norte y del sur provincial para ser recriados y engordados en corrales. En aquel momento, la posibilidad de que Argentina volviera a exportar carne a Estados Unidos todavía estaba en terreno de debate. Esa invernada, ya convertida en novillos de casi 500 kilos, terminó siendo parte de la primera exportación de carne vacuna cordobesa al mercado norteamericano en más de 20 años.
Fue, además, la primera vez en la historia que se exportó carne desde el aeropuerto Ambrosio Taravella. Por su importancia estratégica, el envío reunió a los propietarios de la empresa encargada de la operación –el frigorífico Logros–, a dirigentes agroindustriales y a funcionarios provinciales.
Todos aplaudieron con fuerza el momento en que las coloridas cajas que llevaban 5.000 kilos de cortes de alto valor fueron descargadas del camión y certificadas por Senasa.
Asimismo, se viralizaron numerosas imágenes de estos procedimientos, fotos que reflejaron la algarabía de los presentes en la terminal aérea pero que son sólo una instantánea del final feliz de una película que tiene numerosos actores protagónicos. Por ejemplo, aquellos establecimientos ganaderos que fueron el origen de los ejemplares que se faenaron y que aportaron la carne que esta semana comenzó a ofrecerse en la cadena de restaurantes Graziano’s, en Miami.
Trazabilidad
Según José María Roca, gerente de Logros, para conformar este cargamento tuvieron que seleccionar carne de cinco tropas distintas, provenientes de ambos extremos del mapa cordobés: el departamento Río Seco, al norte; y las regiones Río Cuarto y Roque Sáenz Peña, al sur.
Roca calcula que esta carne provino de unos 100 novillos recriados y terminados a corral, y otros alimentados fundamentalmente con alfalfa y una suplementación con balanceado. El principal insumo nutritivo es el maíz que, de no existir este negocio, podría haber terminado viajando hacia el puerto sin valor agregado y con una menor ganancia para el productor debido a la fuerte incidencia que tiene el flete en este cultivo.
Todo esto, en el marco de un trabajo de largo plazo de los ganaderos: puede tardar hasta 30 meses desde que el ternero nace hasta que llega a un peso de 480 kilos y queda listo para faena.
Para Logros, alcanzar mercados que tienen una exigencia como este fue posible gracias a una fuerte inversión realizada en un laboratorio de calidad: tiene una computadora valuada en 70 mil dólares y cada vez que hay que comprar reactivos para hacer testeos de inocuidad, la factura bordea el medio millón de pesos.
Actualmente, en el frigorífico trabajan casi 500 personas de manera directa, más un centenar de empleos indirectos que se generan por derrame. Por ejemplo, el personal de Senasa necesario para certificar las exportaciones. Según Roca, “todo lo que da vuelta por acá son más de mil familias y la única forma de haber crecido y seguir creciendo es gracias al comercio exterior”.
Esta trazabilidad del boom exportador es lo que los actores del campo y de la agroindustria intentan resaltar. Pretenden evitar que la mirada se pose sobre la foto de un archivo de Excel que muestra números excelentes, pero de cuya interpretación se pueden desprender decisiones que afecten a toda la cadena que protagoniza películas exitosas como la de esta primera exportación de carne, desde Córdoba a Estados Unidos, en más de 20 años.
FUENTE: Agrovoz