En el ciclo 2022/23 Paraguay “salvó” a la industria aceitera argentina al proveer más de 10 millones de toneladas de poroto de soja en el marco de un fracaso histórico de la cosecha local ocasionado por una sequía devastadora.
En los tres primeros meses del ciclo comercial 2023/24, si bien la cosecha argentina de soja se recuperó, Paraguay sigue exportando grande volúmenes de poroto a su vecino para garantizar el funcionamiento de las industrias oleaginosas localizadas en la zona de influencia de Rosario.
El procesamiento argentino de soja entre abril y junio de este año fue de 11,76 millones de toneladas, una cifra 25% superior a la registrada en el mismo período de 2023, según datos oficiales.
La noticia es que gran parte de ese crecimiento fue posible gracias a la importación en el trimestre de 2,24 millones de toneladas de poroto de soja –que en más de un 95% provino de Paraguay–, una cifra que representó el 19% de la molienda argentina del período.
La Secretaría de Bioeconomía (próximamente Secretaría de Agricultura nuevamente) estima que, con una cosecha proyectada de 49,0 millones de toneladas, en el presente ciclo 2023/24 la importación de soja sería de 4,0 millones de toneladas.
Así, con un stock inicial previsto de casi 6,0 millones de toneladas, la molienda argentina de soja en 2023/24 sería de al menos 45,0 millones de toneladas para disponer de una oferta exportable de poroto de 7,50 millones.
Sin embargo, en función de la dinámica comercial registrada en los tres primeros meses del ciclo comercial 2023/24 de la soja, es muy probable que la importación de soja por parte de Argentina supere los 4,0 millones de toneladas.
El ingreso de soja al mercado argentino se realiza en el marco del régimen de “importación temporaria de mercaderías destinadas a recibir perfeccionamiento industrial”, el cual –implementado por el decreto 1330/2004– facilita el ingreso de insumos con la obligación de que los mismos, una vez procesados en territorio argentino, sean exportados para generar divisas.
El régimen, conocido popularmente como “de admisión temporaria”, fue desactivado en 2009 por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para ser reintroducido a comienzos de 2016 por la gestión de Mauricio Macri. Desde entonces, en lo que respecta al complejo sojero, el poroto ingresa al país para elaborar harina y aceite de soja, los cuales posteriormente se exportan. La alícuota del derecho de exportación (33%) se aplica sobre el valor agregado, es decir, sobre la diferencia del valor de la harina y el aceite exportado (FOB) menos el valor del poroto importado (CIF).
Fuente: Bichos de Campo
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