Con un plantel de 7.500 madres y una planta industrial propia desde la que se preparan cortes y embutidos para el mercado interno y la exportación, Cabaña Argentina es una de las empresas productoras de carne porcina más grandes del país. Como tal, su ambición es siempre la de seguir creciendo. Por lo menos así lo plantea Gustavo Dicandia, gerente de producción de la granja, quien detalla que el desafío actual de la empresa es sumar la generación de energía sustentable a través de la nueva planta de biogás basada en purín, que se encuentra en etapa de construcción.
“Desde el punto de vista sanitario, el desafío es mantener los altos niveles de control para garantizar la bioseguridad. Todo lo que se invierta preventivamente en esta materia, a la postre siempre resultará lo más económico y productivo. Adicionalmente, estamos enfocados en la reducción del uso de antibióticos con excelentes resultados productivos”, destaca Dicandia respecto de los estándares de su empresa. Y luego amplía la mirada al nivel nacional, en un contexto internacional de alerta. “Hoy, sin duda, nuestro estatus sanitario es un activo de mucho valor y perderlo sería muy grave. Tener un problema en este campo con enfermedades como las que hay hoy en el mundo (PRRS, PED, Peste porcina africana, etc.), además de generar pérdidas cuantiosas nos obligaría a replantear nuestros procesos de producción. En un contexto así, solo podrían sobrevivir unidades productivas muy eficientes”, advierte.
El especialista asegura que el nivel tecnológico de la empresa está en línea con los mejores establecimientos del mundo. “Nos mantenemos actualizados dentro de lo que llega a nuestro país y estamos siempre viajando por el mundo para ver y traer lo más innovador posible. Cuando detectamos oportunidades las medimos y, si es positivo, se implementa”, afirma.
Actualmente la empresa está llevando adelante una serie de procesos innovadores, como galpones de cerdas en gestación colectiva, sistemas totalmente automatizados de alimentación que evitan el estrés de las cerdas en gestación y maternidad, sistemas de detección de celo en la preparación de futuras madres mucho más sencillos y efectivos, e inseminación artificial post cervical para el uso de menos y mejores machos.
Vista aérea de la granja porcina de Cabañas Argentinas, Pacuca, en Roque Pérez.
¿Qué desafíos se presentan en el manejo de los animales y en la rentabilidad de la empresa? ¿Cómo afecta a la ecuación la volatilidad del precio de los granos?
“El desafío permanente es trabajar en la eficiencia de la granja. Esto abarca la conversión alimenticia, la mejora genética a través de la actualización y la calidad, y el compromiso del recurso humano, que es uno de los pilares más importante de nuestra empresa y así debe ser considerado en el sector. En los últimos años, la producción ha logrado incrementar la eficiencia pasando de una generación de 3.000 a 4.000 kilos de carne por cerda al año”, remarca Dicandia. Y respecto a la rentabilidad, añade: “Siendo la alimentación el costo principal que ronda el 70% del total, tanto el precio de los granos como el tipo de cambio son factores relevantes”.
Cerdas en gestación de Cabañas Argentinas.
El productor afirma que, más allá de la coyuntura local, el mundo ofrece una gran oportunidad para los productores argentinos a partir de la crisis de fiebre porcina africana en China, y que para aprovecharla se debe seguir creciendo en cantidad de cerdos, productividad y calidad. “Nuestras carnes han tenido una gran mejora en los últimos años de la mano de la genética y la alimentación, la cual se ha manifestado en el aumento del consumo local. Siendo la carne de cerdo la más consumida en el mundo, se abre una ventana significativa en la exportación, para lo cual estamos preparados. Si bien ya hay otros mercados abiertos a los que estamos llegando y son los principales destinos de la exportación actual, por ejemplo Rusia y Hong Kong -que representan más del 80% del volumen-, la apertura de China y la crisis porcina allí es especialmente seductora por su magnitud”, asegura.
Pero para lograr lo que plantea, el cuello de botella es el habitual en la Argentina: el financiamiento. “Creo que es el momento de trabajar con el estado nacional para obtener créditos blandos que nos permitan tener crecimientos importantes, como para duplicar y triplicar la producción los actuales productores y también incluir a los nuevos actores que producen granos que hoy se van del país sin ningún valor agregado”, dice Dicandia.
Y para concluir, elige el tono optimista. “Argentina tiene condiciones naturales muy favorables para continuar creciendo en producción: baja densidad de cerdos por hectárea, disponibilidad de agua y granos, recurso humano idóneo y prácticas productivas al nivel de las mejores del mundo”.
Fuente: Clarin