A partir del presente mes de diciembre China redujo aranceles de importación de una serie de partidas correspondientes a productos agroindustriales para intentar controlar la inflación interna por medio de una mayor competencia. En ese marco, el arancel del queso rallado, duro, semiduro y fundido bajó de 12% a 8%.
Entre 2007 y 2016 las importaciones chinas de quesos crecieron en promedio –medidas en volumen– un 25% anual. En los diez primeros meses de 2017 sumaron 93.000 toneladas (la mitad de las cuales fueron provistas por Nueva Zelanda) y se espera que terminen 2017 con un volumen superior a 100.000 toneladas, según datos del USDA. Los otros dos grandes vendedores de quesos en China son EE.UU. y la Unión Europea.
El crecimiento del consumo de queso en China está asociado a la occidentalización de la dieta por parte de la clase media, especialmente en cadenas de comida rápida de pizzas, hamburguesas y tacos.
Sin embargo, los quesos argentinos no participan de las oportunidades presentes (y especialmente futuras) que se registran en el mercado chino. En los primeros diez meses de 2017 –según datos oficiales de Senasa– las ventas externas de quesos sumaron 32.814 toneladas (12% menos que en el mismo período de 2016), de las cuales apenas 550 toneladas se destinaron a China. Los principales clientes fueron Brasil (12.869 toneladas), Rusia (5579), Chile (4297) y Paraguay (2110).
China va camino a integrar el club de los grandes importadores mundiales de quesos, el cual –según datos previstos para 2017 por el USDA– es encabezado por Japón con compras por 265.000 toneladas, Rusia (230.000), EE.UU. (139.000), México (129.000) y Corea del Sur (125.000).
Los principales exportadores de quesos son la Unión Europea (con 830.000 toneladas previstas para 2017), Nueva Zelanda (350.000 toneladas), EE.UU. (339.000), Belarús o Bielorrusia (187.000), Australia (170.000) y Argentina (45.000), según datos del USDA.
La lista de alimentos que integran la reducción arancelaria aplicada por el gobierno chino puede verse aquí.