Es probable que esta década de grandes descubrimientos científicos y grandiosas transformaciones entre la historia por la pandemia que estamos padeciendo. Con semejante costos en términos humanos no llama la atención que países como los europeos, que rinden culto al cumplimiento, rompan contratos. Es lo que está sucediendo en el negocio de la carne. Esta semana se conoció una carta del Foro Mercosur de la Carne, presidido por el argentino Juan José Grigera Naón, en la que recuerda que el virus nos afecta a todos y llama a respetar embarques ya pactados y sus precios. A la Argentina esta situación ya le costó US$ 40 millones y casi todas las operaciones están rodeadas de una incertidumbre inquietante. Hay conversaciones con los importadores europeos de UESCBC y la cadena de restaurantes “Steakhouse” Maredo. En Paraguay cerraron plantas y en Uruguay están priorizando al consumo doméstico. Los brasileños proyectan un derrumbe en los embarques de abril.
Lo curioso es que Argentina está cumpliendo con la cuota Hilton, integrada por los mejores cortes vacunos, que se destinan a Europa y de la cual tiene una tajada de 29.000 toneladas por año que se pagan más que en cualquier otro destino. Al 7 de abril, se certificaron 24.800 toneladas a un valor promedio de US$ 10.383 por tonelada, un 3,5% más bajo que hace un año. En plena crisis por el coronavirus, en marzo se embarcaron unas 1.200 toneladas, el menor volumen mensual en mucho tiempo.Newsletters Clarín Qué pasó hoy
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En la que es una sucesión de eslabones que arranca en el potrero, la cadena de la carne tuvo un respiro en los últimos años. Grigera Naón cree que habrá pronto un alivio. Lo dice luego de la reunión virtual de los principales productores mundiales de carne. Allí, el representante chino les contó que están abriendo los puertos y retomando de a poco una actividad muy afectada “por la falta de personal”. A todo esto, volvió a aparecer otro gran comprador global. McDonald’s reveló que la mayoría de sus restaurantes reabrieron en China mientras que en Japón operan todos. En su natal EE.UU. funcionan solo para entregas a domicilio y con un menú y horario limitados. Y en Italia, el Reino Unido, Francia y España están cerrados, como en Argentina.
De acuerdo a lo informado por el IPCVA (Instituto de Promoción de Carne Vacuna), China fue con el 65% el principal destino de las exportaciones argentinas de carne vacuna en enero y febrero de este año, tanto en volumen como en valor, por el equivalente a US$ 220,4 millones. Hay otros mercados que representan el segundo lugar de importancia como Chile, que clausuró las operaciones.
A su vez, la faena en los frigoríficos parece complicarse, no solo porque las curtiembres no les retiran los cueros, sino que al estar cerradas las parrillas, las menudencias empiezan a sobrar.
Una de las excepciones es la planta de Hughes, en Santa Fe, que sigue comprando hacienda en cantidades habituales, procesando casi a la máxima capacidad y despachando al consumo y la exportación. Esta planta, que nació en 1968, fue ampliada en 1998 y tras cambios de manos y un cierre temporal fue adquirida en 2016 el grupo chino Black Bamboo. “Aumentamos los controles para brindar más seguridad a nuestros 600 empleados y a la comunidad”, dijo la ingeniera Hebe Brasesco, responsable de calidad a la especializada Valor Carne.
-¿Qué le diría a los ganaderos?, le preguntaron.
-Desde la industria, todos los empleados estamos poniendo un enorme esfuerzo para seguir faenando el mismo volumen que hacíamos antes de la pandemia y, al mismo tiempo, sentirnos seguros. Confiamos en que los productores nos acompañen para continuar abasteciendo a la población, dijo.