A causa de la falta de lluvias que sufre la región, el INTA prevé un déficit forrajero invernal, que afectará el nivel de reservas y podría representar importantes pérdidas en la producción ganadera
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) brindó algunas recomendaciones para el manejo ganadero en la provincia de Corrientes durante la época de sequía, ya que la falta de lluvias durante el verano podría afectar el abastecimiento de forraje en la temporada invernal.
“La ganadería en Corrientes se desarrolla principalmente sobre campo natural, el cual representa el 95% de la superficie destinada a la producción bovina, ovina y bufalina”, indicaron desde el INTA.
El campo natural en la región tiene un potencial de producción de entre 4 y 6 TnMS/ha al año, aunque la distribución de esa producción es muy variable: en los cinco meses que presentan bajas temperaturas la producción es poca; mientras que en los siete meses restantes, donde se observa ascenso en los termómetros, la situación mejora.
No obstante, la producción también varía según las lluvias que se registran en verano, debido a que los sistemas ganaderos con carga animal alta funcionan relativamente bien cuando las condiciones ambientales no son limitantes en lluvias y temperaturas, entonces el desbalance entre oferta y demanda de forraje no se manifiesta.
No obstante, el pasado verano estuvo marcado por una severa sequía y por altas temperaturas, las cuales podrían provocar una crisis en el sistema, produciendo pérdidas extremas por mortandad de hacienda, bajos porcentajes de preñez, pérdida de peso, disminución de la condición corporal de los vientres, retraso en la recría de vaquilla de reposición y menor peso al destete.
Al respecto, desde el INTA advirtieron: “Se estima que la tendencia actual de poco crecimiento de la producción se mantendrá durante el otoño, en virtud de la continuidad de las condiciones climáticas actuales. Por tanto, se prevé un déficit forrajero invernal, que afectará el nivel de reservas para el invierno de este recurso de suma importancia en los sistemas de cría de la región”.
Cabe mencionar que las bajas temperaturas invernales resultan limitantes a la acumulación de materia seca, por tanto, las precipitaciones en esta época no afectan significativamente la producción forrajera.
Un estudio recientemente presentado por el organismo demostró cómo los campos en Corrientes perdieron un 35% de receptividad para el período crítico de otoño-invierno.
Si bien sostuvieron que ante esta situación las estrategias a corto plazo para atenuar el problema son limitadas, desde el INTA aconsejaron reducir la demanda forrajera eliminando categorías improductivas (vacas vacías o con fallas de fertilidad), aumentando la presión de selección por edad y reduciendo el porcentaje de reposición.
Además, sugirieron que para aumentar la oferta de forrajes se puede comprar suplementos como heno, granos o subproductos de industria, aunque los mismos presentan un alto costo dada su elevada demanda.
Por otro lado, recomendaron prever la aplicación de tecnologías que reduzcan las demandas nutricionales del vientre, tales como destete tradicional (posibilidad de venta), el destete temporario (enlatado) o el precoz, lo cual podría permitir aumentar los índices de preñez y disminuir la mortandad de vientres.
“No obstante, estas dos últimas prácticas, no son de fácil aplicación en todos los sistemas por el costo que implica y las dificultades operativas que tienen para llevarlos a cabo”, advirtieron desde el organismo.
Finalmente, observaron que en el mediano y largo plazo –y considerando que estas condiciones climáticas pueden reiterarse o mantenerse- es necesario pensar en incorporar a la tradicional alimentación del rodeo “a campo natural”, en forma gradual, nuevos recursos forrajeros tales como verdeos (estivales e invernales) y reservas (henos, silos), que complementan la oferta forrajera en caso de necesidad.
