A lo largo de la semana y desde diferentes ámbitos se publicaron datos sobre el impacto de la sequía y las heladas tardías, fenómenos a los que en las últimas horas se sumaron la caída de granizo en partes del Comahue e incendios en la provincia de Salta. El problema climático se profundiza y provoca graves pérdidas a todo el entramado productivo y con repercusiones en el resto de la economía.
Especialistas de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) señalaron que desde julio pasado en adelante en el centro del país faltaron entre 200 y 300 milímetros. También destacaron que en relación a las lluvias medias de los últimos 30 años, desde el inicio del mes de julio y hasta el pasado 8 de noviembre, a Córdoba le faltan entre 100 y 200 milímetros y a Buenos Aires entre 150 y 250 milímetros. A todo esto, en la región núcleo la ausencia de precipitaciones fue importante, dejando un faltante de 200 a 300 milímetros.
En Tandil se registró una temperatura de 4 grados bajo cero
“El escenario hídrico ha sido el más grave desde el 2008. Pero a esto se ha sumado la presencia de heladas tardías. La última, la del 1 de noviembre, afectó a todo el cuadrante del sudeste bonaerense con temperaturas bajo cero. El registro más bajo fue en Tandil con 4 grados bajo cero”, agregaron los técnicos de la entidad rosarina, quienes todas las semanas difunden informes sobre la marcha de la campaña agrícola y con el foco puesto en la zona núcleo, conformada por el centro y sur de Santa Fe, norte de Buenos Aires y sudeste de Córdoba.
A partir del diagnóstico de situación, es importante realizar un recorrido por los números que representan el impacto de la misma en la agricultura especialmente, pero que repercute en los ámbitos de la ganadería, lechería, economías regionales, entre otros. A continuación, tres aspectos a tener en cuenta sobre los efectos del clima adverso.
Área afectada
Según el Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica (SISSA), una organización internacional que monitorea los eventos climáticos, actualmente más de la mitad de la Argentina se encuentra bajo una condición de déficit hídrico, que va desde un panorama de sequía “extrema y excepcional” hasta estados “anormalmente secos”.
Así, el relevamiento del SISSA al 5 de noviembre, en el cual se tiene en cuenta la situación del último trimestre, indica que el 59,87% de la superficie nacional se encuentra atravesando una sequía que varía en su intensidad, mientras que el 40,13% presenta una condición “no seca”. En términos de área afectada esto significa que hay una extensión de 1.499.780 kilómetros cuadrados con déficit hídrico.
Si se realiza un desagregado de esos datos, el 10,13% (253.688 km2) atraviesa una “sequía excepcional”; el 14,28% (357.624 km2) una “sequía extrema”; el 11,36% (284.617 km2) una “sequía severa”; el 12,55% (314.367 km2) una “sequía moderada”; y el 11,56% (289.484 km2) una situación “anormalmente seca”, mientras que el 40,13% (1.005.377 km2) no se encuentra alcanzado por una situación de déficit hídrico.
Para tener en cuenta la gravedad de la situación es necesario realizar un recorrido pormenorizado sobre las principales provincias productivas del país, como lo son Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos. En el territorio bonaerense el 75,15% de su superficie atraviesa una situación de sequía entre excepcional a extrema, Santa Fe y Entre Ríos no cuentan con superficie que hoy no esté bajo condición de sequía, y Córdoba es hoy la que mejores condiciones presenta: al 5 de noviembre el 5,75% de su territorio se encontraba atravesando una sequía extrema.
Impacto en la campaña agrícola
Es altísimo el impacto de la sequía y las heladas tardías en la marcha de la campaña agrícola, con pérdidas económicas y productivas en los cultivos de invierno, y cambios en las estrategias del agricultor para la próxima siembra de soja y maíz.
En materia de cultivos de invierno, esta semana hubo nuevos ajustes a la baja en las proyecciones de la cosecha de trigo que se encamina a transformarse en la más baja de los últimos 7 años, y derivando en una enorme incertidumbre sobre lo que sucederá al momento de abastecer el mercado interno y externo.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) recortó la estimación de producción final de trigo en 1,9 millones de toneladas y actualmente se ubica en 11,8 millones de toneladas. En caso de concretarse dicha cifra, representaría una caída de 11,2 millones de toneladas en relación a los 23 millones de la campaña pasada. Por el lado de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) y tras contabilizar el impacto de las heladas tardías, diminuyeron en 1,6 millones de toneladas la proyección del cereal, para alcanzar los 12,4 millones de toneladas.
Mientras tanto, en relación al maíz se estima que llegue al inicio de su periodo crítico a sequía con reservas escasas o deficitarias. Se aguarda que en muchos casos no se pueda sembrar y esta superficie pase eventualmente a soja o maíz tardío. En soja, la Bolsa de Rosario alertó la semana pasada que en la zona núcleo solamente se sembró el 5% del área proyectada, cuando hace un año atrás se había alcanzado el 50%. Hay un retraso importante en la siembra, que fue definido como el más alto de los últimos 12 años, a lo que se sumó una estimación de la entidad de una menor inversión de los productores en el paquete tecnológico.
Pero volviendo al caso del trigo, tanto el efecto de la sequía como el de las heladas tardías, derivó en menores rendimientos. Según el informe de la BCR, la estimación de noviembre es de 23,3 quintales por hectárea, frente a los 31,5 quintales por hectárea de promedio en los últimos 5 años. “Para encontrar un rinde más bajo hay que retroceder hasta la fatídica campaña 2008/09: el rinde país estuvo por debajo de los 20 quintales por hectárea y Argentina produjo tan solo 7,5 millones de toneladas”, comentaron desde la entidad.
A todo esto, hay un dato relevante en relación a la cantidad de hectáreas de trigo que se perdieron como consecuencia de la condición climática adversa. En ese sentido, desde la Bolsa de Rosario señalaron que “la pérdida tanto en porcentaje como en cantidad de hectáreas es la más alta de los últimos 40 años y totaliza alrededor de 830.000 hectáreas. Hay que remontarse hasta el ciclo 1980/81 para observar un nivel de pérdida de superficie mayor, cuya campaña presentaba un guarismo de 81% de trigo cosechado, frente al 86% de la campaña 2022/23″. Y además, se se contabilizan solamente en las pérdidas en la zona núcleo, las mismas llegan a 391.000 hectáreas.
Pérdidas y exportaciones
Siguiendo con la puesta en valor de los datos que se publicaron en los últimos días en relación al impacto de la sequía y las heladas, hay que mencionar las proyecciones en torno a las pérdidas económicas que deberán enfrentar los productores de trigo y cómo la menor producción complicará el abastecimiento interno y las exportaciones. A todo esto hay que agregar, que diferentes analistas del mercado de granos también coincidieron que la caída en la cosecha agrícola de la presente campaña, no se compensará con mejores precios internacionales de los granos.
Ante los nuevos recortes que se realizaron en las estimaciones de producción total de trigo, la Bolsa de Comercio de Rosario proyectó que los productores de la zona núcleo perderían USD 650 millones, considerándose un rendimiento promedio de 15 quintales por hectárea y con unas 391.000 hectáreas de superficie perdida. Además, la pérdida de 650 millones de dólares, se compone del valor de la pérdida adjudicada a las hectáreas perdidas (no cosechadas) debido a los efectos adversos del clima que se estiman en USD 307 millones; mientras que el efecto de una baja en el rendimiento efectivo y la consecuente caída del margen bruto registrado en las 920.000 hectáreas restantes suman otros USD 343 millones.
Además, la BCR estima que las exportaciones del cereal disminuirán en consecuencia y alcanzarían los 7 millones de toneladas, en contraposición con la proyección del mes pasado que se ubicó en 9 millones de toneladas. A todo esto, el consumo doméstico también se reacomodará a una oferta más restringida, pasando de 6,9 millones de toneladas en las últimas campañas, a un volumen de 6,4 millones de toneladas.
Ahora bien, con el mencionado volumen de exportación, la entidad sostiene que el costo de oportunidad total para el país (lo que dejará de percibir por exportaciones) sigue aumentando y por consiguiente la Argentina pierde la posibilidad de ingresar divisas por 2.221 millones de dólares, comparado con lo exportado en la campaña anterior. Además, se si compara la evolución de las exportaciones de trigo valuadas en dólares a lo largo de los últimos 10 años, se observa que las exportaciones de la actual campaña, son las más bajas de los últimos tres años.