El establecimiento Valle de la Puerta, ubicado en el Valle de Famatina, provincia de la Rioja, está construyendo la primera planta no convencional de pellets del país, a partir de residuos olivícolas, con el objetivo de que este biocombustible pueda ser utilizado para calefacción de hogares e industrias. La inversión demandará 80 millones de pesos.
“La producción comenzará en octubre y permitirá aprovechar 5 millones de kilos de residuos que se generan luego de la poda de olivares”, anticipa Julian Clusellas, presidente y CEO del establecimiento Valle de la Puerta, que elabora más de 1.400 toneladas de aceite de oliva por año. La planta tendrá un 98% de maquinaria nacional.
Los pellets que se fabricarán servirán como combustible natural con un alto poder calorífico, ideal para zonas sin acceso al gas natural por su bajo costo, que representa aproximadamente un 60% del valor del gas envasado al consumidor. Entre sus ventajas se destaca la sustentabilidad ambiental, ya que se obtiene de aserrín prensado de madera y otras biomasas, con lo que se evita la tala de árboles.
Usos
Como estrategia para extenderse en el mercado local, Clusellas detalla que se encuentra trabajando junto al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y empresas metalmecánicas para fabricar estufas que utilicen estos pellets como insumo.
“Además, estamos tejiendo alianzas tanto con autoridades nacionales como provinciales, para impulsar la utilización de este tipo de calefacción y sustituir los equipos a GLP (gas licuado del petróleo)”, agrega Clusellas. La empresa también se está preparando para exportar, principalmente a Chile, donde la quema de leña está restringida.
“Con la tecnología como aliada, el alcance de los biocombustibles en Argentina no tiene techo. Queremos ser un caso testigo para que otros fruticultores y olivicultores se animen a seguirnos”, concluye el presidente y CEO de Valle de la Puerta.
Asistencia
“La empresa se acercó al Laboratorio de Biocombustibles de INTI en Tucumán para solicitarnos asistencia técnica en la evaluación de los procesos, maquinarias, proveedores y para validar las calidades de los residuos olivícolas para su posterior selección”, detalla Martín Rearte, jefe del Departamento de Energías Renovables del Instituto. “Además, estamos analizando diferentes tipos de aditivos para lograr la mayor confiabilidad del producto y otorgar la Certificación de Biocombustibles”, agrega.