Mientras espera la liquidación de los dólares del agro, el Gobierno tuvo que intervenir en el mercado cambiario, a través de terceros, para calmar a los tipos de cambio financieros.
La semana comenzó con nerviosismo entre los operadores del mercado de cambios; tanto del dólar blue como el dólar CCL (Contado con Liqui) iniciaron una corrida que llevo el dólar blue al récord nominal de $ 1.300. El ministro de Economía, Luis Caputo, decidió intervenir en el mercado ordenando a la bursátil del Banco Nación y otras financieras amigas a liquidar dólares para frenar la corrida.
De esta forma, el Gobierno abandonó el libre mercado que pregona el presidente Javier Milei, interviniendo con ventas de dólares por parte de Nación Bursátil para tratar de frenar la suba del CCL. Luego de conocida y ejecutada la medida, los dólares financieros empezaron a mostrar una baja, a contramano de la tendencia de los últimos días y del blue que seguía subiendo.
El gobierno pasó mucho tiempo acusando al productor de especulador, y se preguntaba por qué el agricultor no vendía su soja, hecho que impide a los exportadores liquidar las divisas.
Lo sucedido esta semana es la mejor respuesta que se le puede dar al Gobierno: el productor no vende en el momento y el volumen que el Gobierno necesita porque, en primer lugar, los tiempos y las necesidades del Poder Ejecutivo no son los mismos que los tiempos de los productores. En segundo lugar, el productor vende sus granos por necesidad, cuando se aproxima el momento de pagar un compromiso futuro previamente asumido, o debe afrontar el pago de algún servicio, como puede ser los gastos de la cosecha o el flete del campo al puerto.
En cambio, el Estado es un necesitado “serial” de divisas, desde el mismo momento que asumió una deuda y un compromiso de pago, ya sea con organismos públicos o privados, nacionales e internacionales. Se agrega también la necesidad permanente de caja, y la liquidez diaria que le genera la recaudación por retenciones. Y esto es lo que el Gobierno no puede manejar ni proyectar de acuerdo a sus necesidades.
Sin embargo, más allá de la realidad de necesidades y tiempos, hay un par de palabras que, a mi entender, influyen en los productores como los principales factores “decisorios” a la hora de convencerlos de vender o no sus granos. Confianza a Incertidumbre: con estas dos simples palabras resumimos toda la problemática de ingreso futuro de divisas del país.
Decisiones en tiempo de incertidumbre
Le preguntamos a un productor si hay certidumbre en la Argentina. La respuesta inmediata fue no. Todo lo contrario, existe una gran dosis de incertidumbre que tiene impacto directo sobre las decisiones de venta de los productores.
También le preguntamos a ese mismo productor si tiene confianza en las medidas económicas que toma el gobierno. La respuesta fue no. Muchas administraciones nacionales y ministros de Economía pasaron frente a la tranquera de los productores, pregonando frases como “no vamos a devaluar”, o “saldremos del cepo lo más rápido que podamos”. La pregunta es: ¿cuándo?
La experiencia le dice a los productores que, en años de alta incertidumbre y poca confianza en las medidas económicas, no tiene que vender la cosecha, pues equivale a tener dólares.
Si a todo este análisis empírico le ponemos una gota de realidad de los mercados, vemos que desde principios de mayo a la fecha, la soja disponible subió U$S 36 la tonelada. De esta forma, cerró a mitad de semana a U$S 326. Para que apurarme a vender soja en un mercado bullish (alcista) que cada semana va consolidando un nuevo escalón de precio.
En cambio, el precio del maíz bajó U$S 2 en el mismo periodo de análisis. Esto confirma que los mercados no siempre se comportan de la misma forma; a tomar nota.
Fuente: lavoz.com.ar
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