Mientras sigue latente la negociación entre Argentina y Estados Unidos para destrabar el ingreso de biodiésel al mercado estadounidense, funcionarios del gobierno de Donald Trump dieron una señal que enciende una luz de alerta para los productores locales.
En rigor, la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) publicó en el Boletín Oficial un comentario anticipando que reducirá el volumen del biocombustible en su mezcla con la nafta en 2018, basándose en que habrá menos importaciones. Esto muestra a las claras que las autoridades del país del Norte dan por hecho el casi cierre de su mercado al producto nacional.
A todo eso, al cierre de esta edición, no estaba prevista una reunión entre funcionarios de la Argentina y Estados Unidos, para buscar una solución a la imposición de aranceles sobre el biodiésel local.
Según lo difundido por la EPA lo que hace es poner en consideración de los interesados (industria) si ellos consideran que se puede bajar la cantidad de biodiésel para el próximo año teniendo en cuenta que a la Argentina se le aplicó derechos compensatorios provisorios por arriba del 60% con lo cual no sólo habrá un menor volumen.
La noticia no hace más que benefi ciar a las refi nerías para que de alguna forma no paguen tan caro el biocombustible de origen norteamericano dado que tendrán una caída en la cantidad para abastecerse.
El lobby de la industria perjudica directamente a la Junta Nacional dé Biodiésel de los EE.UU. (NBB, por sus siglas en inglés), que fueron los impulsores de la casi prohibición del producto argentino dado que al ver un achicamiento del mercado recibirán menos ingresos a partir de la menor demanda interna.
En pocas palabras, se reduce a cero la posibilidad de que a futuro se llegue a una solución. Y más aún cuando al momento no hay acercamientos entre los gobiernos de Argentina y Estados Unidos, los cuales solo pasan por diálogos telefónicos.
Además hoy vence el plazo para que el Departamento de Comercio de los Estados Unidos (ITC, por sus siglas en inglés) reciba las objeciones por la investigación de subsidios que lleva adelante al biodiésel argentino.
El problema pasa porque el ITC cierra la investigación el 6 de noviembre próximo y si bien falta para eso, sólo se pueden recibir comentarios treinta días antes de que se dé una respuesta definitiva que implique la vigencia definitiva de los impuestos para la importación del biodiésel argentino.
Las fuentes consultadas tanto privadas como oficiales reconocieron a este diario que la Junta Nacional dé Biodiésel de los EE.UU. es la que se niega a hacer un tipo de contacto con sus pares de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio).
Vale recordar que fue la NBB es la que pidió a las autoridades del Departamento de Comercio norteamericano una investigación contra el producto argentino al considerar que las mismas se producen con bajos costos. Tras el reclamo llegaron los aranceles preliminares que van desde un 50,29% a un 64,17 por ciento.
Una alternativa que el Ejecutivo trabaja, como ya dijo este diario es la posibilidad de llevar las retenciones que hoy son móviles a fijas que se suma a la opción de cupos y un precio determinado que ofreció la Argentina. El Gobierno reconoció días atrás que la vuelta a la UE no compensa el cierre de los EE.UU. Además el sector todavía debe sortear la definición por dumping que se conocerá en las próximas semanas.