BUENOS AIRES (NAP, por Manuel Parera). El sector porcino argentino mantiene las buenas perspectivas a pesar del aumento de la importación y la suba de costos. Rodrigo Troncoso, subsecretario de Ganadería de la Nación, expresó que se proyecta un crecimiento para este año de entre el 6% y 8% del consumo de carne de cerdo, lo que replicaría lo que sucede en el sector en los últimos años.
Así, se consolidaría un consumo per cápita cercano a los 20 kilogramos (de los cuales unos 14 kilos pertenecen a carne fresca y el resto a chacinados).
“Lo que estamos tratando de hacer es difundir el consumo en Argentina de otros cortes, para que no tengamos solamente tres cortes valiosos y el resto, no. En ese caso, existe mucha sensibilidad a cualquier variación de precios de un corte. Lo que buscamos es darle estabilidad al negocio y lo que le da sustentabilidad es la mayor integración de res”, afirmó el funcionario en diálogo con la Cámara de Productores Porcinos de Entre Ríos (Capper).
Según explicó a El Cronista Juan Luis Uccelli, presidente de la Asociación Argentina de Productores Porcinos, en el primer semestre bajó el costo de la alimentación por el precio más barato de la soja y el maíz, lo que elevó la rentabilidad de los productores respecto al “momento de crisis” que se vivió el año pasado. “El aumento de la producción es positiva. Es el resultado de las inversiones que se hicieron en 2015 y que se ve en los números de hoy”, destacó el dirigente.
Los datos del sector muestran que desde el 2002 el sector se encuentra en alza, en lo referente al consumo y la producción, con tasas de entre 7% y 15%. Como ejemplo, ese año se consumía localmente un total de 4 kilogramos per cápita (siendo un kilo de carne fresca), mientras que los últimos datos (a junio de 2017) marcan un consumo de 17 kilogramos por habitante, con 14 kilos de carne fresca.
Sin embargo, la preocupación del sector pasa por el incremento de las importaciones, que, comparando de 2015 a 2016, crecieron un 100%, y en el primer semestre de este año aumentaron 79,4%, respecto al primer semestre de 2016. Con estos datos, la importación ya acapara el 11% del total de la producción. “No es lo mejor, pero no por un tema de cerrar las importaciones sino porque llegan como competencia desleal. Llegan como productos congelados y se venden como carne fresca, con el peligro de que no se rompa la cadena de frío. Además, llegan cortes como la bondiola que vienen a competir y no bajan los precios al consumidor, pero sí se le termina pagando menos al productor local”, sostuvo Uccelli.
El buen rendimiento de la carne porcina guarda una fuerte relación con los precios, y como complemento de la carne vacuna. En el caso del cerdo, los precios al público aumentaron desde principio del año sólo un 5,2%. “Hoy la diferencia está entre un 10% y 20% más barata que la vacuna. Si se mantiene ese margen estaremos en una situación de crecimiento, en cambio si cae a menos de 10% de diferencia, ya se empezaría a frenar”, comentó el dirigente, que sin embargo, advirtió que en los próximos meses de no abrirse mayores mercados para la carne vacuna, este segmento podría comenzar a mostrar bajas en sus precios.