La exportación, que ya representa el 27 por ciento de la demanda, va ocupando el centro de la escena. Pero el dinamismo de este sector no alcanza todavía para arrastrar al 73 por ciento restante, que es el consumo interno, cuya demanda está muy floja.
En cualquier otro momento de la historia, los magros 50 kilos per capita equivalentes anuales disponibles para el consumo doméstico, hubieran provocado una explosión en los precios del ganado. Sucedió, por ejemplo, en 2010 y 2011. Hoy, en cambio, “el consumo se ha entregado sin pelear”, graficó una matarife.
Actualmente, la vaca gorda tiene un precio diferencial. Lo mismo la vaca conserva o manufactura que va a China, y el novillo pesado. Pero hace meses que la hacienda liviana vale casi lo mismo: la oferta del feedlot se ha recuperado y lo que se envía a faena le alcanza y sobra a un mercado interno muy planchado.
Todas las buenas noticias vienen del lado externo: el incipiente incremento de las ventas a Estados Unidos (R&L, carne orgánica, kosher), el aumento tanto en volumen como en precios de las exportaciones a China, y el acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea, que si bien llevará tiempo y trabajo instrumentarlo y volverlo operativo, tendrá un fuerte efecto positivo sobre el sector. Sólo la reducción a cero de los aranceles a la cuota Hilton, representa una mejora muy significativa, de alrededor de 70 millones de dólares anuales, del poder de compra de la industria.
El criador, mientras tanto, si bien vende mucho mejor sus vacas de refugo, vive esta euforia exportadora desde lejos. Frente a un panorama externo inéditamente favorable, la ganadería argentina ha iniciado hace unos meses un incipiente proceso de liquidación, que no es más acelerado porque el clima está acompañando de manera muy favorable.
Pese a que a marzo próximo puede esperarse una caída –moderada– en la cantidad de vacas en el stock, la cantidad de terneros a destetar podría ser la misma, porque los tactos de este otoño han mostrado índices de preñez significativamente más altos que el año anterior, los cuales a su vez habían mejorado con respecto al año previo. Es notable lo que se le puede sacar a una vaca de cría en la Argentina, cuando se le da de comer lo que necesita.
Relación ternero/vaca
Según un trabajo del Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires, que analiza la ganadería de este distrito con datos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), a marzo de 2019, la provincia tiene el 35,5 por ciento del stock ganadero nacional.
Con el 35 por ciento de las vacas del país; sin embargo, produce el 42,5 por ciento de los terneros, porque su productividad es superior a la media nacional. En la Cuenca del Salado y Depresión de Laprida, se encuentra casi la mitad de las vacas de la provincia (49 por ciento), con una relación ternero/vaca del 70,8 por ciento.
La provincia de Buenos Aires tiene una relación ternero/vaca del 74,9 por ciento, contra un 56,3 por ciento de La Pampa, 67,3 por ciento de Córdoba, 59,6 por ciento de Santa Fe y 46,3 por ciento de Corrientes.
Lic Ignacio Iriarte
Analista ganadero