El portal Beef Central de Australia, en un reciente artículo, observa que el precio del cuero vacuno sigue cayendo, inclusive bien por debajo de los valores de la crisis 2007-2008. Entre los factores que explican esta crisis están la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el desarrollo de sintéticos cuyo parecido con el cuero es cada vez más “convincente”, la caída de 10 a 15 por ciento en los últimos 12 meses en la fabricación de coches de lujo y la decisión de grandes fabricantes de calzado deportivo –como Nike– de abandonar definitivamente el uso del cuero vacuno en las zapatillas (lo reemplaza el plástico reciclado). A eso se suma el cierre de muchas curtiembres artesanales en China, a causa de las crecientes regulaciones ambientales y el alto nivel de producción de cueros en América.
“Hace 20 años el cuero representaba 10 por ciento del valor de un novillo; hoy esa participación es irrelevante. Lo único bueno que podemos ver de la situación actual es que el cuero todavía se vende. El próximo paso, como ya está pasando con el cuero de vaca, es que los curtidores nos digan que ya no lo retirarán más”, observó un industrial. El mes pasado, el valor del cuero en Australia cayó entre 10 y 20 por ciento para todas las categorías y se ubica entre 50 y 90 por ciento por debajo de junio de 2018. Un cuero de Victoria, de la mejor calidad, que en el pico de precios de 2014 cotizó a 110 dólares australianos por pieza, hoy no vale ni 20 dólares. El cuero de novillo pesado (de 350 kilos carcasa) vale menos de 10 dólares.
En la Argentina, el precio corriente del cuero cayó en el último año 42 por ciento; con respecto a 10 años atrás el valor del crédito bruto de matanza o “recupero” perdió 55 por ciento en términos reales, sostenido hoy sólo por las achuras, que han mantenido su valor a moneda constante e incluso han mejorado en forma marginal.
China
Todo indica que el stock porcino en China está cayendo mucho más rápido que la oferta de carne. En los últimos meses, y ante la inminencia de la crisis y de la escasez, se han acumulado importantes volúmenes de carne de cerdo, alimentados por la gran cantidad de productores que sacrifican sus criaderos antes que la peste los alcance. El consumo de carne, por otra parte, se está volcando al pollo, vacuno, pescado de pileta, pato y huevos. La menor ingesta de cerdo, los altos stocks acumulados, la liquidación de planteles y crecientes importaciones masivas de cerdo (61 por ciento más en junio), vacuno (63) y pollo (108) moderan las subas de los precios al público de cerdo, que en algunos cortes ya llegan a 30 por ciento interanual.