Científicos de la Universidad Tecnológica de Nanyang (Singapur) y de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard han desarrollado un nuevo material inteligente para envasar alimentos que es biodegradable, sostenible y, además, elimina los microorganismos patógenos.
El estudio fue publicado en Journal ACS Applied Materials & Interfaces.
El nuevo envase, resistente al agua, está fabricado con un tipo de proteína de maíz llamada zeína, almidón y otros biopolímeros de origen natural infundidos con un cóctel de compuestos antimicrobianos naturales que incluyen aceite de tomillo y ácido cítrico.
Según los investigadores, cuando son expuestas a un aumento de la humedad o a las enzimas de las bacterias dañinas, las fibras del envase liberan los compuestos antimicrobianos naturales, matando hongos y patógenos como Escherichia coli y Listeria monocytogenes.
El envase está diseñado para liberar las minúsculas cantidades necesarias de compuestos antimicrobianos sólo en respuesta a la presencia de humedad o bacterias adicionales. Esto garantiza que el envase pueda soportar varias exposiciones y durar meses.
La liberación inteligente de antimicrobianos sólo cuando hay presencia de bacterias o humedad elevada proporciona protección sólo cuando es necesario, según los científicos, minimizando el uso de productos químicos y conservando la composición natural de los alimentos envasados.
Dado que los compuestos combaten cualquier bacteria que crezca en el alimento y en la superficie del envase, de acuerdo con los científicos del estudio, el envase tiene el potencial de ser utilizado para una gran variedad de productos, incluyendo alimentos listos para el consumo, carne cruda, frutas y verduras.
Los científicos de la NTU-Harvard concluyeron que el nuevo material de envasado también puede prolongar la vida útil de algunos de productos perecederos, como son las fresas. En un experimento, esta fruta envuelta en el envase se mantuvo fresca durante siete días antes de desarrollar moho, en comparación con las fresas que se guardaron en las cajas de plástico habituales para ellas, que sólo se mantuvieron frescas durante cuatro días.