El pulso del negocio ganadero oscila al ritmo de la seca, que si bien ha disminuido en parte con las últimas lluvias, todavía se hace sentir. “Semana a semana los precios bajaron, con un verano muy fuerte y la imposibilidad de sembrar pasturas para el invierno”, reconoció el consignatario Carlos José Colombo (h).
Las condiciones climáticas alteraron los tiempos de producción, y en este primer trimestre del año, la sobreoferta de animales livianos en los remates de hacienda fue una postal frecuente. “Salieron más terneros y al mismo tiempo, en relación al mismo período del año pasado”, estimó Colombo.
Este escenario tuvo su correlato en los precios de la invernada, que si bien a principios de 2018 superaba con holgura los 40 pesos en las categorías más livianas, bajó sus cotizaciones. Como contrapartida, se percibe una mayor salida de vaca, un excedente que según el consignatario “fue absorbido en gran parte por la industria exportadora, por el volumen de ventas al mercado chino”, afirmó.
En los remates feria de hacienda, Colombo señaló que vuelve a sobresalir la figura de los engordadores a corral como protagonistas a la hora de la compra. Como dato a tener en cuenta, deslizó que “aparecieron los plazos, ante la caída de las ventas”. Frente a este panorama, calculó que en los próximos meses no se esperan valores destacados en invernada y gordo. “El margen de los productores se verá muy recortado”, agregó.
Para manejar esta situación puntual, Colombo explicó que hay que manejar de manera gradual las entradas y salidas en los feedlots durante los próximos meses, para un mejor manejo de los stocks y evitar cuellos de botella en los meses críticos. “Habrá mucha oferta de gordo concentrada en dos o tres meses, y faltará ternero”, concluyó.