Quince años demoraron las negociaciones para que Argentina lograra posicionar el producto más emblemático que posee: la carne vacuna enfriada y con hueso. Este nuevo compromiso que acaba de asumir el país lo obliga a considerar una serie de factores como la necesidad de producir suficiente hacienda para cubrir la demanda de un país que tiene una gran capacidad de compra de productos argentinos, como ya lo ha demostrado en otras ocasiones.
Además de la carne enfriada y con hueso, nuestro país podrá comercializar con China productos pancreáticos, de aplicación en la industria farmacéutica, caballos en pie, semen y embriones bovinos. En una segunda etapa, a fines de noviembre, se firmará otro convenio para la carne ovina, con lo que se completará un amplio abanico de oferta y demanda entre ambos países.
Se considera que China es un aliado estratégico de Argentina, tanto por su capacidad de invertir como de comprar. Los vínculos comerciales entre ambos países abarcan diversas áreas, entre ellas la minería y el agro, con grandes perspectivas de seguir ampliándose en un futuro próximo.
La firma del acuerdo por la carne se dio en el marco de la muestra alimenticia SIAL, realizada en la ciudad de Shangai, a la que asistieron representantes de más de treinta empresas argentinas, coordinadas por el Instituto de Promoción de Carne Vacuna (IPCVA). Nunca fue más oportuno que estos empresarios estuvieran en ese momento en China, ya que el acuerdo los habilitó a iniciar negociaciones con firmas chinas, interesadas en la nueva posibilidad comercial que se ha abierto desde ahora, que se pusieron en marcha de inmediato.
La gran duda que tienen ahora todos los productores es saber si dispondrán de suficiente hacienda para hacer frente a la demanda china. El compromiso es grande ya que a partir de este momento los frigoríficos argentinos dejarán de vender sólo brazuelo y garrón, dos de los cortes más demandados que llegaban a ese país bajo la categoría de carne “congelada sin hueso”. Ahora el volumen a exportar será mucho mayor, de ahí el temor de que no alcance la hacienda disponible. Es que el sector ganadero ha sufrido en estos últimos años muchas bajas a consecuencia de la política impositiva implementada para el campo y por las inundaciones que afectaron numerosas hectáreas de campos destinados a la cría de animales.
Ha llegado el momento de intensificar la producción utilizando todos los recursos disponibles, desde los avances tecnológicos hasta la capacidad y experiencia que siempre ha aportado el hombre de campo en la tarea de crianza y reproducción.
Fuente: Diario de Cuyo