Prevén una demanda en crecimiento de los países asiáticos mientras el Gobierno busca apuntalar la apertura de más mercados
Este año, coinciden los especialistas, puede ser bisagra para la ganadería argentina. La clave estará en la exportación, la demanda creciente de proteína mundial y la posibilidad de realizar un planteo productivo de pastura como protagonista. Por el lado de la industria frigorífica, el foco está puesto en los costos porque vienen subiendo por encima de los ingresos.
En la Jornada Ganadera organizada por la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (Fifra) y la Asociación de Frigoríficos e Industriales de la Carne (AFIC), con el auspicio del Ipcva, el economista Jorge Ingaramo planteó que la inflación bajará, pero subrayó que deben “institucionalizarse” las reformas para dar “más certidumbre” a las inversiones.
Federico Santángelo, de Agroideas, apuntó que el aumento más importante de la hacienda ya ocurrió y que, hacia adelante, “no habrá saltos por escalones”, lo que “traccionará más recría y mayor permanencia de hacienda en campo”. Hay un atenuante de los costos por la baja del precio de los granos. Hacia adelante entiende que habrá “menor actividad de faena” con precios internacionales deprimidos.
El vicepresidente de Fifra y director ejecutivo de AFIC, Daniel Urcía, insistió en que la industria frigorífica deberá tener el foco en los costos que vienen con una dinámica más acelerada que los ingresos: “En lo laboral ya lo vemos con la paritaria; lo mismo sucede en materia de tarifas energéticas y en combustibles. Hoy el costo de reparto de carne ronda los $100 por kilo y el de faena industrial se mueve en torno a los $50 y $100 por kilo”.
También hubo una conferencia organizada por ADBlick Agro, en el que el consultor Fernando Canosa sostuvo que la ganadería “busca revancha”. A su criterio, se está en un “momento histórico” ya que la carne es uno de “esos productos que falta en el mundo, y hay pocos países con posibilidades concretas de aumentar la producción”. La Argentina es uno de ellos; la producción es de 3,2 millones de toneladas y se puede saltar, ”en cuatro años”, a más de 5 millones de toneladas.
Así, para Canosa, sucedería algo similar a lo que fue el boom de la agricultura en la década de los 90, pero esta vez con la actividad ganadera. “Salimos mejor parados de la sequía comparando contra 2008/09, perdimos cabezas pero en mucha menor proporción. El productor no dejó que las vacas se mueran y esto tiene que ver con la demanda de China e internacional en general. Se está pensando muy diferente el negocio ganadero”, agregó.
Víctor Tonelli, miembro del board asesor de ADBlick Ganadería, indicó que acompaña a la actividad el trabajo que se está haciendo desde el gobierno para “abrir y desarrollar” mercados, lo que redundará en beneficio para toda la cadena de valor.
Señaló que las condiciones climáticas actuales y previstas para el año impactarán en la oferta forrajera, “con más recrías y kilogramos a pasto que alargarán períodos productivos, mayores pesos a faena y mayor caída de la oferta en el corto plazo”.
Los dos coincidieron en que la ganadería es “tremendamente amigable con el ambiente”. Sobre un trabajo de Ernesto Viglizzo, Canosa indicó que el sector ganadero captura 150 toneladas de carbono y emite 25: “Estamos compensados, tenemos balance positivo. Nuestra problemática ambiental no es similar a los países desarrollados del hemisferio norte. La Argentina es parte del jardín del mundo y como tal, absorbe CO2, no contaminamos: nuestras políticas al respecto y en consecuencia deben ser diferentes y tenemos que defender en tal sentido nuestra posición geopolítica ambiental”.
Momento
Respecto de las exportaciones, coincidieron en que ya comenzaron a “aparecer señales positivas” como la apertura de Israel para la venta de carne bovina y ovina con hueso kosher.
“Estamos en el mejor momento y en el mejor lugar para dar el gran vuelco. Puede haber feedlot y lo hay, pero el 90% de la energía de cualquier bife viene del pasto. Así como tuvimos la revolución agrícola, hoy la gran deuda es la revolución del pasto. Tenemos productividad y tenemos calidad, hay que poner la tecnología para producir pasto”.
Tonelli resaltó que la demanda continuará en crecimiento, particularmente en mercados no tradicionales del sudeste asiático (25% de la demanda global) y el Medio Oriente y el norte de África, no tradicionales para las carnes argentinas, a los que se suma que Estados Unidos deberá compensar la caída de su producción con importaciones.
Gabriela Origlia
Fuente: La Nacion
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