La Bolsa de Comercio de Rosario anticipó que habrá lluvias “casi” normales entre octubre y noviembre.
Llegará La Niña con su presagio de lluvias escasas, de acuerdo con los pronósticos de los especialistas en el clima, pero al mismo tiempo afirman que el trigo tiene garantizada la previsión de agua en su momento más crítico. En ese sentido, La Niña se hará presente por estas latitudes en la segunda mitad del año, pero antes habrá precipitaciones para permitir el desarrollo del trigo en el momento crítico del cultivo.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) señaló que hay un 70 % de probabilidades de que vuelva La Niña, pero habrá un fenómeno que jugará a favor de los cultivos: se trata del Dipolo del océano Índico.
Panorama para el trigo
Al mirar los cultivos de invierno, los indicadores anticipan señales positivas. “Hay razones para descartar que se produzca una sequía profunda como la que diezmó la cosecha argentina en el ciclo 2022/23. También, aumentan las probabilidades de contar con lluvias casi normales en un momento clave del trigo entre octubre y noviembre”, destacó la BCR.
El consultor Alfredo Elorriaga explicó que el sistema acoplado océano/atmósfera reflejó el continuo debilitamiento de El Niño y la transición hacia ENSO Neutral. “Las proyecciones más recientes de la NOAA y la Universidad de Columbia favorecen una transición inminente a ENSO neutral, con La Niña desarrollándose durante julio/septiembre de 2024 y luego persistiendo durante el verano del hemisferio sur”.
La Niña se iniciará a partir de junio/agosto de 2024 y tiende a seguir a eventos fuertes de El Niño, lo que también proporciona mayor confianza en la inclinación del modelo de pronóstico hacia un próximo evento Niña.
Lluvias a pesar de “ella” Las lluvias en el periodo crítico se darán porque el fenómeno Dipolo del Océano Índico pasaría entre septiembre y octubre de positivo a neutro. Cabe destacar que en la sequía del ciclo 2022/23 hubo una
Niña moderada acoplada con el Índico, por lo que fue muy intensa, sumado a que no había reservas de agua en el suelo.
Elorriaga explicó: “Se espera que el índice del Dipolo Índico esté en fase neutral entre septiembre y octubre, anulando su acople con la Niña, aumenta la probabilidad de contar con lluvias casi normales entre octubre y noviembre.”
De esta manera, los analistas son optimistas para este ciclo. “Al análisis de lo que se espera en clima, se suman los mapas de anomalía de reservas de agua en el suelo, mostrando que lejos del peor escenario de siembra de un año atrás, las condiciones con la que comienza el ciclo de trigo 2024/25 incluso son mejores que en el 2021/22”, concluyó el informe.
Cómo viene “la gruesa”
Mientras tanto, la campaña gruesa avanza con buen tiempo para finalizar la trilla, ya que hay marcado descenso de temperatura, con heladas, justo lo que necesitaban los granos para terminar con una cosecha que viene inusualmente demorada en el norte de Buenos Aires, centro-sur de Santa Fe y sudeste de Córdoba.
El centro sur de Santa Fe y el sudeste de Córdoba son las zonas más adelantadas, con el 87% levantado. El sur de Santa Fe y el noreste de Buenos Aires cosecharon el 83%. Y la zona más demorada es el noroeste bonaerense que recién ha trillado el 60% de la soja de primera. Respecto de la soja de segunda, el centro sur y el sur de Santa Fe recolectaron el 70% del cultivo, mientras que en el norte de Buenos Aires se cosechó entre el 20 y el 50%.
La recolección del maíz en la zona núcleo pasó en una semana del 80 al 90%. El mayor retraso se observa en el noroeste bonaerense, donde a pesar de haberse sembrado poco maíz temprano y un área superior de tardío, las labores progresan con lentitud. Los rindes son consistentes en las diferentes zonas, destacándose los mayores
rendimientos medios en el centro-sur santafesino, con 117 quintales por hectárea. Los menores rindes se ubican en el noroeste bonaerense, con una media de 90 quintales por hectárea.
Fuente: diariodemocracia.com
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