En septiembre, continuó declinando en forma pareja el procesamiento de las principales categorías. La participación de las hembras se retrajo levemente en relación a agosto. Los ganaderos podrían estar intentando mantener o acrecentar las existencias, o bien actuando con cautela en una actividad de largo plazo como la ganadería.
En septiembre se faenaron 1,1 millones de cabezas, con bajas de 4% sobre el mes anterior y de 13% en relación a un año atrás. Si se ajusta por día hábil, la caída frente a agosto se incrementa a 9%.
El porcentaje de hembras fue de 43,1, unas décimas menos que en agosto y en julio y un punto y medio debajo de septiembre del 2020.
Las tendencias preexistentes de menor faena, tanto a nivel de total, como de machos y hembras por separado, se mantienen.
Lo mismo ocurre con la suavemente declinante tendencia de la participación de hembras.
A su vez, la misma dirección tienen la faena de novillos y de novillitos y la de vacas y vaquillonas, por separado.
Aún más, no hay grandes diferencias en cada una de estas cuatro categorías, que componen la casi totalidad de la faena, en la evolución según dentición.
La fana bajo análisis
En síntesis, el asalto que hizo el gobierno sobre la exportación, no parece haber torcido las líneas existentes ya con antelación.
En septiembre, la faena de doce meses seguidos resultó 6% más baja en forma interanual.
Éste es igual al porcentaje más bajo al que se llegó hace cinco años, antes de que empezara nuevamente el ciclo hacia arriba. Antes de eso, hay que remontarse a 2012, cuando se estaba saliendo de la muy fuerte contracción de la faena posterior a la liquidación histórica.
Esto no significa que estemos pronosticando que, a partir de ahora, cambia el ciclo, sino que estamos en un nivel de caída interanual poco visto, en una serie de promedios móviles de 12 meses que es mucho más estable que las series trimestrales o mensuales.
Sea porque no tienen otras alternativas, sea porque confían en las expectativas a largo plazo, sea porque no creen demasiado en el poder de fuego que tiene el Estado, o por un poco de cada cosa, los ganaderos parece que se mantienen en una fase de intentar mantener o acrecer las existencias vacunas.
También podría ser que las decisiones en un rubro de largo plazo como la ganadería se toman con cautela y moderación.