El último aumento de los combustibles no fue muy bien recibido algunos sectores productivos que ven directamente afectados sus costos y el campo es principal detractor. Luego de la suba del 6 por ciento implementada desde el domingo pasado (que incluye al gasoil), dirigentes ruralistas salieron a repudiar el incremento alegando que los perjudica en un momento clave como es el comienzo de la cosecha de trigo y posteriormente, la siembra de soja y maíz.
“El aumento pesa muy directo en lo que es la producción y seguramente en lo que es la canasta familiar en sí. Pero no puedo decir mucho más porque no estoy muy enterado del tema. Todos estos días estuvimos trabajando con el tema del impuesto inmobiliario y no pude ver mucho los medios”, dijo ayer a este diario Ariel Toselli, dirigente rural pampeano y vicepresidente de Federación Agraria Argentina.
El incremento
El diario La Nación publicó ayer un extenso artículo en el que reúne a las voces indignadas del agro y asegura que “el gasto adicional para todas las actividades, desde la producción de granos y la ganadería a las economías regionales, rondaría los $ 4.800 millones”. Todas las producciones del sector consumen unos 4.000 millones de litros al año.
Sin contar el nuevo incremento, el mes pasado Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) había estimado en $ 10.850 millones el gasto extra del campo en gasoil versus la campaña pasada.
“Con esto el aumento (por la suba del 6%) acumulado en menos de dos meses rondaría el 17%, pasando de 17,03 a 20,2 pesos el litro. Los combustibles se han incrementado un 33% durante 2017, más que la inflación acumulada”, señaló Carlos Iannizzotto, presidente de Coninagro al diario porteño.
“Nuestros precios no se actualizan, hay blanqueo de tarifas, en el mercado interno por las altas tasas de interés no hay circuito económico y no podemos competir en el mercado internacional (por el atraso cambiario), si bien se dieron pasos agigantados (en abrir mercados)”, agregó Iannizzotto.
El aguante
“¿Cómo vamos a resolver mientras tanto el costo del combustible, porque es altísimo?”, se interrogó el presidente de Coninagro, que calificó de “gravísimo” el problema de este incremento del costo del combustible para las economías regionales.
“No veo cuál es el plan B. El plan B es aguantar, pero el productor hace años viene aguantando”, señaló. “Para el productor y las pequeñas empresas agroindustriales vemos que entramos en un terreno peligroso con un dólar tan bajo, aumento de tarifas, déficit fiscal y con un gradualismo”, añadió.
“No hay previsibilidad”
Dardo Chiesa, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) también manifestó su malestar con el aumento. “Lo vemos pésimo; en Resistencia, por ejemplo, ya está a $ 30,80”, contó.
“Bajaron el precio del etanol y del biodiésel, condenando a un montón de empresas que hicieron inversiones, pero en el surtidor subió. No entiendo. No hay previsibilidad en la política energética. No sabemos qué va a pasar”, agregó Chiesa.
Chiesa destacó que el productor tiene un consumo constante de gasoil donde sí o sí debe gastar para producir. “Si el aumento no te agarra en la siembra te agarra en la cosecha. Este tema de los aumentos imprevistos genera falta de financiación porque la estación de servicio no te puede fiar a 30 días si no sabe qué va a pasar con el precio”, concluyó.
Contratistas
Entre los contratistas rurales, que representan el 70% del servicio de siembra y cosecha a nivel país, también hay enojo. “Ya estaba caro el combustible y con este aumento se encarecen más las listas de precios”, dijo Jorge Scoppa, presidente de la Federación Argentina de Contratistas de Máquinas Agrícolas (Facma). “Encarece cada vez más los costos de producción”, añadió.
En tanto, Fredy Simone, presidente de la Cámara de Contratistas Bonaerenses, señaló que la suba del gasoil acota la rentabilidad de este sector. “Los precios de los cereales están muy bajos y no podemos cobrar lo que deberíamos. Si sumamos la suba de los sueldos, los costos son cada vez mayores. Esto lo absorbemos nosotros; es muy difícil plasmarlo en la tarifa dado que los precios ya están establecidos”, afirmó.
En el segundo escalón
El presidente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines, Carlos Gold, aseguró a radio La Red que la Argentina es el segundo país en Latinoamérica con los combustibles más caros. La declaración viene a colación del aumento del 6% que implementaron el fin de semana pasado YPF y Shell, las dos petroleras que representan el 75% del mercado local en el segmento minorista. La suba se dio a raíz del aumento del precio internacional del crudo y del reacomodamiento de valores de los biocombustibles. Nuestro país se encuentra detrás de Uruguay, el país que tiene los precio más caros.
El litro de nafta súper aumentó un 32,6% en el año, el de premium un 35,5%, el gasoil un 28,6% y el diesel de más calidad un 29,8%. Los datos surgen de comparar los precios de los combustibles de YPF en Capital Federal vigentes el 1 de enero de este año y los que se aplican desde el pasado sábado.
Fuente: Informe Agropecuario