Ganaderos CREA hacen machos enteros jóvenes livianos y los venden en carnicerías de CABA, incluso gourmet. Sobre esta base, junto al INTA Cuenca del Salado, midieron el desempeño de la categoría y exploraron qué pasa si se terminan pesados. El productor y consignatario Belisario Castillo y el investigador Sebastián Maresca cuentan la experiencia.
El Lic. en Adm. Agr. Belisario Castillo es uno de los empresarios del CREA Arroyo Langueyú que produce MEJ Angus livianos y los comercializa con muy buen resultado en carnicerías de la Ciudad de Buenos Aires. Por su parte, el MV Sebastián Maresca, del INTA Cuenta del Salado, estuvo al frente de la validación del desempeño productivo de la categoría. En diálogo con Valor Carne, cuentan la experiencia, adelantan qué sucedería si los terminan pesados y abordan un tema crucial: ¿Qué pasa con el precio al productor?
“Empezamos comercializando MEJ de terceros y después nos dedicamos también a producirlos en el campo familiar. Desde 2016 dejamos parte de los terneros enteros y hoy terminamos 250 MEJ de unos 380 kg y otro tanto de novillos gordos. Es una categoría muy competitiva, logramos precios similares al del novillo”, contó Castillo, productor del Rauch, consignatario y referente de la ganadería pampeana.
¿Por qué hacen mitad y mitad? “El desempeño del MEJ está más que probado. Pero no siempre hacemos el ciclo completo, antes de encerrar evaluamos si conviene engordarlos o no, y muchas veces vendemos terneros recriados. En este caso, el entero no es una buena alternativa, vale mucho menos que el capado. Sólo se justifica si se termina para faena”, aclaró.
Una de las razones que podría incidir en esa brecha es el sistema productivo del MEJ. “Para que sea comercialmente viable, tiene que haber tenido una cría y recría óptimas, con una nutrición completa. No sirve un novillito entero flaco, sin desarrollo muscular, porque el producto final no tendrá la calidad necesaria para el consumo”, advirtió.
¿Cómo lo manejan? “Hacemos MEJ básicamente con el ternero cola de parición porque es al que más le cuesta progresar. Con su sistema hormonal, mejora la eficiencia de conversión y los podemos terminar muy bien. Es nuestra estrategia productiva, pero la mayoría opta por la cabeza o hace todo”, pormenorizó.
En tal sentido, Castillo encierra los terneros cola al destete, en marzo, en un corral de adaptación y luego entran directamente al de engorde. De este modo, “necesitan un mínimo de 120 días para tener la calidad carnicera que nosotros vendemos y valorizamos”, explicó.
Otro grupo que destinan a MEJ es el cuerpo y la cabeza de IATF, que no queda para reproducción. Estos salen al campo después del corral de adaptación, aproximadamente en abril o mayo. La recría se maneja igual que con los novillitos capados e incluso juntos, sobre verdeos de invierno, con unos primeros 80 a 100 días de suplementación de silo picado de maíz. “Ya ahí el entero hace una diferencia, gana entre 550 y 580 gr/día, un 15 a 20% más que el novillito”, comentó.
Después ingresan al corral de terminación, entre septiembre y diciembre, según la disponibilidad de pasto, para salir a faena entre enero y febrero con 450 a 500 kg. “Durante esta etapa también sacan ventaja. En los ensayos del INTA, donde participan nuestros MEJ, se midieron 200 gr/día de ganancia de peso adicional”, señaló.
¿La experiencia como consignatario? “Dentro de nuestra cartera hay unos 25 productores que venden MEJ, hacemos entre 3.000 y 3.700 por año, el 90% para consumo liviano. Y la mayor parte de nuestros compradores son matarifes que abastecen carnicerías de CABA”, respondió, detallando que algunos le piden esta mercadería todas las semanas.
“Vemos que no sólo es una categoría que les interesa, sino que la necesitan porque ya tienen carniceros acostumbrados a trabajar este tipo de carne sin excesos de grasa”, subrayó.
Además de este canal, Castillo hizo una prueba de venta directa al mostrador. “Empezamos a comercializar medias reses en carnicerías boutique de CABA. Y el MEJ, producido así, eficientemente, lo vendimos a igual precio que el novillo, incluso mejor”, reveló. Pero la iniciativa no prosperó: “no logramos que los minoristas identifiquen la carne en forma diferencial y terminamos compitiendo en precio contra grandes proveedores”.
Sin embargo, hay varias ventajas por las cuales la cadena cárnica produce MEJ. “El ganadero lo elige por el menor costo de producción y el mayor rendimiento al gancho, que es lo que recibe si vende directo. Como consignatarios, tenemos el mercado donde valorizamos la carne, con lo cual termina resultando un mejor precio por kilo vivo. Para el matarife y el carnicero hay un mayor rendimiento en despostada. O sea, que la categoría es negocio para todos”, subrayó. A su vez, el consumidor porteño lo paga “porque la carne es más magra y al ser un animal tan joven resulta tierna”.
¿Y la valorización del pesado? “Ayer cargamos una jaula de un cliente de Tres Arroyos que trabaja en forma espectacular, desde la genética americana hasta la terminación con 480 kg netos y 11 meses de edad. Eran aptos para UE no Hilton, aunque los vendimos al consumo a mejor precio”, destacó. Y adelantó: “justamente con el INTA estamos evaluando cómo resulta hacer pesados en las empresas CREA”.
Las mediciones del INTA
El INTA Cuenca del Salado cuenta con un campo experimental en Las Armas, Buenos Aires, que además de la investigación se dedica a producir carne y, como tal, participa del CREA Arroyo Langueyú. En este marco, entre sus actividades se hicieron ensayos conjuntos para monitorear los MEJ livianos -con los modelos mayoritarios de los miembros del grupo- y explorar el desempeño de los MEJ pesados. Una experiencia escalable en la principal región de cría del país.
“En principio queríamos validar los parámetros productivos del MEJ liviano. Y también investigar si se podía aprovechar un poco más el crecimiento del animal a pasto alargando la recría. La idea es hacer más kilos ‘baratos’ capturando a su vez la ganancia de peso adicional que nos brinda el animal entero”, indicó Maresca.
El primer ensayo consistió en medir 30 machos enteros versus 30 castrados (cabeza de parición) con recría corta (45 días). El engorde a corral se prolongó durante 139 días y se lograron 28 kilos más al momento de faena, a los 14 meses de edad.
“Uno de los resultados más interesantes fue comprobar que la eficiencia de conversión (kg de alimento/kg de carne) fue mucho mejor en los MEJ (5,92:1) que en los castrados (6,97:1)”, apuntó Maresca, mostrado un cuadro con los datos.
Con respecto a la recría larga (276 días) se hizo sobre pasturas y verdeos desde marzo hasta diciembre. Así, ingresaran al corral de terminación con 320 kg y salieron con 452 kg en marzo del siguiente año, con 18 meses de edad.
Como datos salientes, las ganancias de peso durante la recría larga fueron de 560 g/día para los enteros y 510 g/día para los castados. Y al momento de la faena los MEJ lograron 37 kg más que los novillos.
“En cuanto a la calidad de carne, actualmente estamos haciendo los estudios en el INTA Balcarce. Ya sabemos que el MEJ liviano está muy bien aceptado por los consumidores, pero queremos explorar si esto también sucede con el pesado. El objetivo es producir más carne con menor costo y sin afectar las preferencias de la gente”, finalizó Maresca.
Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne
Fuente: Valor Carne
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