Finaliza un año para la ganadería argentina que fortalece la esperanza de retomar su papel protagónico. Después de mucho tiempo, el país avanza entre el top ten de los exportadores de carne y con un volumen estimado en más de 300.000 toneladas, se ubicará en el noveno puesto, aunque todavía sigue detrás de Uruguay y Paraguay.
Para volver al ruedo, los embarques se incrementaron 30% con respecto a 2016 y nada menos que 50% sobre el promedio del segundo mandato presidencial de Cristina Fernández de Kirchner. No es poco.
Por cierto, las políticas dirigidas al sector fueron determinantes para este desempeño, aunque también influyó el viento a favor del mercado mundial. Los volúmenes embarcados por los países líderes, en especial Brasil, Australia y Estados Unidos, recuperaron la fuerza que tenían previo a la caída de 2015 y también se tonifican sus precios, tras dos años de reducciones, una evolución alentadora para todos los actores del comercio internacional de carnes.
Puertas adentro
Algo significativo es que el renacer exportador argentino vino de la mano de un incremento de la faena: en 2017 subió 8%, igual que la producción de carne. El stock vacuno estimado a marzo superó las 53 millones de cabezas, con 1,5% de crecimiento interanual.
Todo esto se dio en un ciclo en que la ganadería estuvo afectada por extremo calor e incendios en verano y luego por graves inundaciones. Sin embargo, el esfuerzo de los productores en prácticas de manejo y en inversiones en infraestructura, pasturas y genética, sobre todo en campos de avanzada, demostraron que es posible minimizar pérdidas y seguir adelante con la mejora productiva.
En cuanto al consumo interno, nadie le quitó la carne del plato a la gente, por el contrario, estuvo bien abastecido, confirmándose que mediante consensos todos ganan. En concreto, si a los 60-61 kg de carne vacuna por persona -que nuevamente superan a los 59 kg de Uruguay- se le agregan los 44-45 kg de pollo y los 15-16 kg de cerdo, se totaliza una ingesta récord a nivel mundial, más de 120 kg per cápita, sobrepasando incluso a los Estados Unidos. Estos números, que deberían formar parte de la agenda mediática de las cadenas de proteínas animales, dejan atrás las tradicionales disputas al mostrador durante las Fiestas y sientan las bases para continuar con el desarrollo sostenible de la actividad.
En 2017
Por supuesto que todos estos hechos no se dieron en forma aislada de la evolución macroeconómica del país. La economía creció tras cuatro años de recesión y la tasa de inflación se redujo al 24% desde el 38% de 2016.
Asimismo, el Gobierno siguió perfeccionando el paquete de medidas sectoriales lanzado a poco de asumir el Presidente Macri. Desde mediados de 2017 y por doce meses se otorgó 1,8% de reintegros sobre las exportaciones de carnes, que se suman a los 3,5-4 puntos que ya gozaban desde principios de año. A su vez, diciembre termina con la eliminación del ROE Rojo, instrumento pensado para frenar exportaciones y que en los últimos dos años se había convertido en un mero trámite informativo. Hoy, la carne se exporta como cualquier otra mercadería.
Un aspecto trascendente para toda la cadena, es la decisión del propio Presidente de terminar con la informalidad. En marzo se inició una ofensiva contra la evasión, mediante el accionar conjunto de la recientemente formada SUCCA, la AFIP y el SENASA. Esta lucha, que ya comienza a mostrar sus primeros resultados, alienta además el esfuerzo de los operadores en regla, a sabiendas de que la igualdad de oportunidades es la clave del funcionamiento de los mercados.
Las primeras inversiones de porte dirigidas a la ganadería argentina no se hicieron esperar. A principios de año se inauguró un frigorífico en Azul, mediante una inversión millonaria de la firma Devesa, de capitales nacionales, creándose empleo directo para 550 operarios. Ubicado en una zona donde no había otras plantas exportadoras, brinda una salida al mundo a productores que están volviendo a la ganadería y un estímulo para hacer hacienda pesada y trazada. Otra muestra de confianza en el país es que el laboratorio argentino CDV, que forma parte de un holding de capitales europeos, construyó de cero y con tecnología de punta, una planta de vacunas antiaftosa para el mercado local y la exportación, lo que ya generó más de medio centenar de puestos de trabajo para técnicos altamente calificados. Asimismo, el semillero indio Advanta Seeds, tras diez años de desarrollo, eligió la Argentina para lanzar sus híbridos de sorgo resistentes a herbicidas, que dan viabilidad al cultivo en lotes enmalezados por gramíneas, una innovación que promete ampliar la frontera productiva a provincias del norte, muchas de ellas deficitarias en carnes.
Otra apuesta fuerte a la modernización de la ganadería es el lanzamiento de contratos de futuro para novillos y terneros de invernada, gracias a la interconexión entre el centenario Mercado a Término de Buenos Aires (Matba) y el de Futuros y Opciones de Rosario (Rofex). La herramienta, demandada durante años por distintos eslabones de la cadena, abre la oportunidad de cubrir al ganado de la volatilidad de los precios, tal como ocurre en países de ganaderías consolidadas y en vecinos de la región.
A 2018
Además de la puesta en marcha de las obras para resolver los graves problemas de infraestructura que aquejan a todo el agro y de mejorar el acceso de nuestras carnes a los mercados internacionales, el gran desafío de la ganadería es contar con mayor oferta de hacienda pesada apta para exportación. El estudio Elizalde&Riffel difundió a través de Valor Carne que los planteos con recrías previas al engorde a corral obtuvieron mayores márgenes que los de terminación directa del ternero destetado, tanto en 2016 como en 2017. Esto resulta paradójico ya que se trata del modelo minoritario en el país, según lo indica la alta participación de la hacienda liviana en la faena. A su vez, la caída del precio real del novillo en Liniers, del 12% en promedio en el último año, podría estar relacionada con la imposibilidad de volcar mayores volúmenes al exterior.
¿Estamos preparados para el cambio? Más allá de las asignaturas pendientes tranqueras afuera, barajar y dar de nuevo requiere esfuerzos y planificación. Necesitamos aumentar la producción de forrajes, sean pasturas, verdeos o silajes; y manejarlos muy bien, al igual que los pastizales naturales, para recriar nuestros animales y llevarlos a pesos mayores. Tenemos la capacidad de transformar la ganadería en una actividad de alta productividad y resultados económicos favorables, que aproveche nuestra marca emblemática en el mundo y genere valor para el sector y el país.
Hace más de cuatro años, el equipo de Valor Carne se propuso innovar en el formato de la comunicación sectorial, creando un lugar de encuentro digital y abierto a todos los actores de la cadena. Desde entonces, con gran esfuerzo, cada diez días, en forma ininterrumpida, llegamos con información actualizada y análisis de especialistas, a suscriptores de todas las zonas ganaderas, que se multiplicaron por siete, superando ya los 14.000. El próximo año, seguiremos construyendo una red de productores, industriales y técnicos, con el convencimiento de que un medio moderno, independiente, que facilite un ida y vuelta de opiniones, es también una contribución al avance de la ganadería.
Felicidades y prosperidad en 2017!